martes, 19 de febrero de 2013

Memoria Cuarto Conversatorio


MEMORIA CUARTO CONVERSATORIO

SEMINARIO PERMANENTE

5 DICIEMBRE 2012

DOCUMENTAL SICKO – MICHAEL MOORE

John Bohórquez: Dijo Carl Sagan: “Después de todo, cuando estás enamorado, quieres contarlo a todo el mundo. Por eso, la idea de que los científicos no hablen al público de la ciencia me parece aberrante”.

Y también dijo: “La manera científica de pensar es una delicada mezcla de creatividad para promover  nuevas ideas y el escrutinio más riguroso y escéptico de las ideas nuevas y antiguas”.

Y además: “Yo sigo mi inconsciente y el consciente toma decisiones. El proceso creativo es una sociedad entre la parte consciente y la inconsciente de nuestras mentes”.

Vimos los capítulos correspondientes a EEUU y a Canadá. A continuación, vienen Inglaterra, Francia y Cuba. Ahí tenemos un panorama bien interesante del sistema de salud norteamericano que nos hace pensar mucho en el nuestro; es inevitable asociarlos. Muchas similitudes con el nuestro, pero bien diferentes del canadiense: empezando porque allá hay conservadores que defienden un estado socialista en salud. El concepto de HMO en EEUU es similar al de EPS en Colombia: Health Maintenance Organization (Organizaciones para el Mantenimiento de la Salud) y Entidades Promotoras de Salud, ambas aseguradoras, y “dedicadas a mantener a la gente sana”, cumpliendo el ideal médico de Avicena: “La medicina es el arte de mantener sano al ser humano y, eventualmente, curar la enfermedad ocurrida en el cuerpo”. Esa es la teoría, porque la película y la realidad que vemos en Colombia son bien distintas a esos ideales.

Elkin Villegas: Estoy muy contento porque creí que estaba solo en la comprensión que estoy intentando hacer. En el doctorado estoy investigando acerca de la filosofía de la medicina. En la película, y entre nosotros, vemos lo ausente que está la noción de “culpa”, enfocada desde la filosofía y el psicoanálisis, desde lo estructural, que tiene que ver con la responsabilidad; no desde la concepción judeo-cristiana. De hecho, en el aparato jurídico-penal el delito se define como una acción típica, antijurídica y culpable. Uno de los problemas del sujeto contemporáneo es la ausencia de culpa, motivado, entre otras cosas, por el capitalismo salvaje, en el que la lógica es la utilidad, que genera una mentalidad en la que el sujeto no se siente culpable de nada, no tiene que hacer reparación del daño propio o ajeno. Eso es terrible porque tiene que ver con una estructura psicopatológica llamada perversión. Podríamos decir que asistimos en el mundo contemporáneo a una especie de perversión colectiva, en donde el sujeto cada vez se siente menos llamado a reparar el daño al otro. Y el sistema económico cada vez utiliza más esa condición.

Álvaro Arango: El problema se acentúa más, en lo que entendemos por culpa. Es un concepto que ha hecho mucho daño a la humanidad, desde que el concepto gnóstico de separación de materia y espíritu se infiltró en el cristianismo. Además, está el “pecado original”, que no creo que otra cultura antigua lo haya concebido, y  al que hoy, 21 siglos después, todavía estamos atados. Uno quisiera una visión más optimista de los parámetros religiosos, en el que el fiel fuera “santo y amado de Dios”, como en el Origen. Al fin y al cabo, “Dios vio que su obra era buena” (Génesis)

Elkin Villegas: es como si la culpa tuviera dos caras, una que apunta a la reparación del daño. Otro de los nombres del “Malestar en la cultura” es el sentimiento de culpa, según Freud. Hay una psicopatología llamada Neurosis obsesiva o Melancolía en la que el sentimiento de culpa está incrementado y el sujeto padece por ese exceso. Esa es la culpa curable. La otra cara, el otro extremo es la ausencia de sentimiento de culpa, muy visible en el caso de crímenes. Narran sus crímenes y la gente espera que los criminales muestren una actitud de reparación y en mostrar arrepentimiento, pero eso no aparece. Entonces, una cara es del sentimiento exacerbado, que es una especie de infierno psicológico y el otro es la ausencia, en el que lo que importa es el beneficio propio y el otro que se joda.

Álvaro Arango: Es conveniente hacer la diferencia entre culpa y remordimiento. En Fernando González, por ejemplo, encuentra uno algo más interesante que la culpa: el remordimiento como estímulo moral de cambio y reparación. El concepto y sentimiento de culpa me parecen muy dañinos.

Mauricio Sánchez: Creo conveniente diferenciar entre el individuo como ser  único y el individuo que se desarrolla en sociedad. En esas dos formas de ser hay una responsabilidad en el estado de salud. La primera pregunta que me surge al ver el video es: ¿será que nosotros queremos responsabilizar a otro por nuestras acciones hasta el momento en que enfermamos? Es decir, yo no tengo nada que ver ahí, a mi me tienen que ayudar. Me parece que los sistemas deberían empezar por evaluar esa responsabilidad, que saca al individuo del conflicto moral. Y también: ¿es el Estado el responsable de la salud del individuo y de la sociedad? ¿Lo costea todo de manera paternalista y un poco exagerada, o el individuo tiene su obligación del autocuidado? ¿O cuál es el equilibrio? Hay que buscar una nueva forma de nombrarnos como médicos y como pacientes. Lo otro que me gustaría agregar es que la película muestra que, convirtieron a la salud en una industria, están vendiendo un servicio, hacen al individuo usuario de un negocio, sin corazón y sin sensibilidad, yo vendo y usted paga por lo que le vendo.

Álvaro Restrepo: El Estado parece una cosa medio etérea, o como si fuera impuesta, que incluso es previo a nuestra existencia como personas. Es un contrato social, un acuerdo. El Estado es una normatividad más fuerte, como las reglas de juego para convivir. Y esas reglas son productos históricos, de acuerdos. La Constitución con la que nos regimos ahora en Colombia desde el año 1991 es el producto de unas negociaciones políticas. Y allí se acordó que el Estado dejaba de ser una Estado de derecho, donde hay unos derechos que se les reconocen a los individuos por el mero hecho de existir dentro de este país, con unas instituciones que lo van a garantizar, y pasaba a ser un Estado Social de Derecho, en el que antes de los derechos individuales está el marco previo, la sociedad, o sea que el bienestar de cada uno genera un gran bienestar social y el Estado debe proceder para que eso sea posible. El Estado es responsable de que esa sociedad funcione, que esté sana, cuanto más sana esté la población más producción. Pero cada uno es co-responsable. Es lo que se ve  en el documental cuando al canadiense conservador le preguntan acerca de por qué el está dispuesto a co-participar en el restablecimiento de la salud de otra persona y él responde que si acaso esa otra persona no estará también dispuesta a hacerlo por él. Eso es el desarrollo de una historia, no siempre hemos pensado así. Incluso más adelante se ve que el hijo se le creció al padre, EEUU sobrepasó a Inglaterra, y aunque comparten mucho de su visión del mundo, en salud son diferentes. Pero eso que pasa en Inglaterra es el producto de las secuelas de la Segunda Guerra Mundial, cuando crearon un Instituto Nacional de Salud como una medida transitoria, pensando que si se le garantizaba atención de salud a todo ciudadano en cualquier momento, saldrían de la postración en que quedaron. En la reciente inauguración de los Juegos Olímpicos en Londres se observó, justamente, como lo ingleses valoran su sistema de salud como una de sus columnas vertebrales, algo de su identidad. De manera que si te sientes parte de algo, sientes que si te cuidas estás cuidando al conjunto de la sociedad. La realidad la co-creamos. Pensamiento, energía y acción van unidas, lo que tu haces va generando transformaciones, lo que el otro hace también te transforma a ti, y así producimos grandes transformaciones, incluso políticas, a nivel constitucional, que no es algo fuera de nosotros. Cada uno tiene un grado de responsabilidad en lo que hacemos y en lo que pensamos. Si la salud se ve y se practica como un negocio es muy triste. Hay un marco de valores que nos ha llevado a eso. Y eso se puede transformar, cada uno, así como una guerra mundial produjo esos cambios en Inglaterra, acá podemos hacerlo con todos los conflictos que hemos tenido. Por eso es bueno aprovechar estos espacios. Uno podría pensar que se trata solo de charlas en las que nos retroalimentamos, quedamos contentos y nos vamos para la casa y al día siguiente a la triste realidad. Pero no. Acá podemos cambiar la realidad individual y social.

Carmen Otero: Es común que responsabilicemos al otro, que no nos responsabilicemos de lo que hacemos. Y yo me pregunto: ¿por qué no hacemos nada? ¿Por qué tenemos ese temor de enfrentar las cosas? Es más fácil echarle la culpa al Estado, si esto no funciona es porque el Estado no lo da, nos hemos acostumbrado a ser pasivos, a creer y a querer que todo sea dado. Pero en la película se ve que incluso los británicos tienen programas para que el médico ayude al paciente a salir del tabaquismo y hasta recibe comisiones por ello, no por medicarlo.

Rafael Lozada: después de ver esta película ratifico mi simpatía por Jorge Eliécer Gaitán. Él decía que la génesis del problema social era la estructura económica, que lo único indispensable era la lucha por la reivindicación económica. Y justamente estamos en un modelo Neoliberal, que le quita a las personas su carga moral, la culpa, y le deja la posibilidad del mercado, que no sabe distinguir entre la bondad y la maldad. Si el mercado mediante la ley justifica el consumo de licor, se libera cualquier culpa. Uno de los padres del neoliberalismo, Milton Friedman, lo decía muy claramente: la única responsabilidad social que debe tener una empresa es darle rentabilidad a los accionistas, eso es lo moralmente responsable, no se trata de cuidar el medio ambiente ni a los trabajadores. Es ahí donde está inmersa la salud. No es de extrañar que la ética se vea absorvida por la dinámica del mercado.

Sol Mejía: acá lo vivimos. Es la fábrica de licores una de las fuentes que subsidia el servicio de salud y el de educación (junto con lotería y venta de cigarrillo). Se enferma a la gente pero se le brinda atención.

John Bohórquez: una sociedad psicótica. Lo que le pasa a una persona esquizofrénica me lo dijo un paciente muy claro: “Yo me paro en  una esquina y escucho una voz que me dice que corra, que arranque, y al momentico escucho otra que me dice pare, pare. Y yo me pongo que no sé qué hacer”. El Estado le dice a la gente “Beba, juegue loterías y fume para que financie los hospitales y la educación”. Y a los hospitales les dice: “dígale a la gente que no beba porque eso le hace daño para la salud”. Ponemos al paciente en un estado psicótico: “No sé qué hacer, bebo o no bebo”. Pero queda una gran pregunta: ¿Cómo llegamos a este momento en que los médicos trabajan por enfermar a la gente? ¿Cuándo fue eso? ¡Qué horror! Un médico en la película reconociendo que trabaja, negando servicios y recibiendo por ello estímulos. Allá, en EEUU, existen los llamados “revisores médicos”, entre nosotros “auditores médicos”, que uno de nuestros grandes mentores, el Dr. Carlos Eduardo Maldonado, los llama “una de las grandes creaciones del maligno”. Dentro de la lógica neoliberal de las empresas aseguradoras caben, perfectamente, sin duda ninguna, deben tenerlos, incluso de lado y lado. Es un negocio muy raro. La EPS manda al paciente a un hospital para el tratamiento. A ella le convendría que los pacientes no consultaran nunca: menos medicamentos, incapacidades, remisiones a especialistas, hospitalizaciones, cuanto menos público mejor. En el resto de los negocios del mundo, cuanta más gente vaya, mejor. Y el hospital, que recibe el paciente de la EPS, se dice “si no vienen pacientes ¿qué voy a facturar?”. Entonces, las EPS tienen su creación del maligno en los hospitales para que vean cómo van los tratamientos, dando su opinión a los médicos tratantes acerca de las terapias en marcha, incluso en contra de las decisiones de los tratantes. Aunque no siempre los médicos tratantes tengan la razón.  Los hospitales también tienen su lógica y sus auditores, que no siempre desean el acortamiento de la estancia hospitalaria, por cuanto eso significa menos facturación. El acortamiento de la estancia es un interés del asegurador y el alargamiento es del prestador.

Elkin Villegas: o sea que el auditor médico es un auditor económico.

John Bohórquez: como dijo Rafael, el mercado es como el cerebro, que no distingue lo bueno de lo malo, el no del si, al mercado le interesa la rentabilidad. ¿Hasta qué punto la medicina y los médicos deben hacer parte de esos sistemas horrorosos, o mantenerse al margen y lograr verdadera autonomía y eticidad? Y, ¿ cómo lograr que la sociedad y sus individuos se hagan cada vez más independientes de todo ese aparato y ese engranaje?. Que tengan otras opciones o que opten por tener más paciencia y esperar a que pase el dolor para no tener que usar ni ibuprofeno ni médico ni nada. Orar, por ejemplo, o ir al analista. Y cuánto impacta eso el sistema de salud, la gente que no lo utiliza.

Sandra Ortiz: en los sistemas de salud en que hay aseguramiento, el mercado es el que mueve a la gente. A una tía le diagnosticaron un cáncer renal en EEUU, y le sacaron el riñón enfermo a pesar que de ya tenía estudios confirmatorios de metástasis. Aunque eso no hace parte de ningún protocolo médico. Pero tenía un muy buen seguro médico.

John Bohórquez: la matamos para que no se complique.

Sandra: llegó a Colombia, le aplicaron un medicamento que la llevó a una falla hepática, el hepatólogo la hizo evaluar del cirujano que decidió operarla, con falla hepática, un solo riñón, metástasis confirmadas. Así es el mercado, hay aseguradoras que así se comportan. En un Estado sin ese modelo habría más posibilidades para que los médicos actuaran con criterios médicos no económicos.

Mauricio Sánchez: los actores principales son: individuo, Estado y médico. Es extraño que gente muy mala haya tenido muy buenas ideas. Hitler en Alemania, tenía un sistema de salud casi perfecto. Él decía que necesitaba sanos a todos porque todos eran soldados de Alemania. Los alemanes no pueden estar enfermos y el Estado los va a cuidar. Los médicos de la SS vigilaban que la gente no fumara, no tomara licor, que no fuera a las prostitutas.

John Bohórquez: el slogan nazi era: “La salud es una obligación”.

Mauricio Sánchez: cada actor debe ser evaluado. Si uno enferma no es porque quiera.

Álvaro Restrepo: la salud es una responsabilidad de todas las personas. No se puede estar sano en una sociedad enferma. Si pensamos que estamos muy bien con el mundo cayéndose hay que evaluar qué pasa. La atención a los enfermos de cáncer o accidentes es una parte muy importante de la salud, pero lo más importante es que sanemos un país que anda totalmente enfermo. Somos tan esquizofrénicos que hasta nos consideramos gente muy feliz. Es mejor ser feliz en medio del desastre que triste. Recomiendo dos películas a propósito del tema: “Ayurveda, el arte de vivir” (http://www.youtube.com/watch?v=NfSHDTxwKCw)  y “La doctrina del shock” (http://www.youtube.com/watch?v=yIhZjEsgsNQ ). En esta última se ve con claridad el papel del neoliberalismo y la creación de crisis.

Elkin Villegas: el sujeto se divierte con el sufrimiento, lo dijo Freud hace mucho rato. En mi libro “Cura del sentimiento de culpa y de la depresión”, una investigación acerca de la formación de los analistas, hay una cita de Miller, el yerno de Lacan: “el núcleo de la formación de los analistas es que se haya curado el sentimiento de culpa”. Por el sentimiento de culpa no hablamos, no protestamos, no buscamos al médico, no hacemos ejercicio, no tenemos una dieta adecuada. Y también hay una cita de Freud que dice: “el individuo no debe sanar sino permanecer enfermo, pues no merece nada mejor”. Es muy asombrosa pero es delatora de la resignación sin quejas con que tales personas pueden llevar su duro destino. Hay que desmontar poco a poco ese superyó hostil, o lo que algunos psicoanalistas llaman el “superyó capitalista”, y me parece que ese es el maligno. Un superyó que lleva al sujeto a la muerte. Esos auditores le hacen la venia al capitalismo, un sistema que no le apunta a la erotización de la sociedad sino a la tanatización.

Cristina Duque: sentirnos como parte de un Estado es lo principal, somos co-responsables de todo lo que sucede, por acción o por omisión. En el actual Estado no hay énfasis en promover la salud sino en atender la enfermedad, como un medio de mantener el sistema capitalista.

Elkin Villegas: ella dijo algo muy importante. Pensaba en Foucault que retoma la idea del cuidado de si, en términos éticos, el cuidado de los otros en términos políticos, y el cuidado de las cosas en términos científicos. Y esos tres cuidados están íntimamente relacionados. Parece que es lo que menos importa.

John Bohórquez: un caso hipotético, que todos amaneciéramos sanos mañana, con una “pandemia de salud”, ¿qué sería de la industria farmacéutica?, ¿qué va a pasar con los médicos? No hay más pacientes en consulta, ni para operar, ni más desnutridos. ¿Qué sería de los psicólogos y de los psicoanalistas con sujetos deseantes plenos y que hablan, que se hacen cargo de su deseo? La economía se desmoronaría. Hay interés en la enfermedad para que la industria subsista. Y también hay interés en salud para que la gente pueda producir. Se necesita a la gente sana para que participe del ejército industrial o del militar. Es una sociedad esquizofrénica. Entonces queda una pregunta para continuar en el Seminario permanente: ¿dónde tienen el individuo y el sujeto mejores condiciones para estar sanos? ¿En un sistema como el de Canadá o en EEUU? ¿Dónde tiene un médico verdaderas posibilidades de hacer un acto verdaderamente autónomo y ético, respetuoso del ser humano, en Canadá o en EEUU? No se deben confundir el derecho a la salud con el derecho a la atención médica. El derecho al ibuprofeno se puede confundir con el derecho a que le provoque una gastritis o una insuficiencia renal. A que la atorvastatina lo vuelva bradipsíquico, de mente lenta. ¿El derecho a la salud es el derecho a que me den medicamentos y procedimientos que me enferman o es el derecho a estar sano? Nosotros, el Estado, tenemos que organizarnos para crear las condiciones que hagan que la salud sea posible. ¿Dónde es más posible la salud, en un Estado como el estadounidense o en uno como el canadiense?

domingo, 10 de febrero de 2013

Memoria Tercer Conversatorio


Memoria del  Tercer Conversatorio. 

Medicalización de la vida 14 de noviembre de 2012                                               

Referencia: La vida de los hombres infames (Michel Foucault), y  La medicalización de la vida (Iván Illich).

Introducción:                            

Se realiza la introducción del tema aclarando  que  se habían evaluado las consecuencias  del fenómeno de la medicalización en la reunión anterior, y    anotando   que  la medicalización de la vida es un subproducto de la sociedad  superindutrializada,  luego de que la medicina  en manos de la sociedad capitalista se convirtió en un cruel negocio.

Analizamos el proceso histórico con  sus acontecimientos y consecuencias más relevantes.

Se hace  la pregunta:  ¿por qué son necesarios  los exámenes médicos,  teniendo en cuenta que son un mecanismo de control, y son exigidos como requisito para ingresar al trabajo, para ir de una región a otra, para  entrar  a la universidad? Esta situación  plantea el problema de las categorías y  produce fenómenos de exclusión,  sometiendo a los  individuos a procesos de discriminación,  en  estadios de  normalidad  y anormalidad.

De otro lado, se  imputa como causa explicativa  del fenómeno de la medicalización,  el pensamiento, tan generalizado,  y la  esperanza difundida entre  la gente, de que los avances de la  medicina puedan definitivamente mejorar la calidad y el nivel de la vida de los individuos. Desafortunadamente,  la respuesta a este asunto es  negativa.

Es de anotar que, los autores referidos  han hecho la pregunta de si los avances en   la mejoría  del nivel educativo y en el   nivel de los servicios de salud,   y la educación de los prestadores de salud, pueden  mejorar la expectativa de  vida.  Para ellos,  el factor  más determinante sigue siendo la  educación,  de manera que no necesitamos  más médicos y más hospitales, ni mejores sistemas  para  recuperar nuestra  salud. Lo que necesitamos es  educarnos.

Señalamos que la medicalización de la vida  se convierte en un mecanismo de control  social,  el  cual se  ha  evidenciado en diferentes actividades,  como el aumento excesivo de controles y  exámenes médicos, informes de aptitud laboral,  y los chequeos ejecutivos,  que reemplazan, de manera falaz,  un estilo de vida saludable, en busca  de  enfermedades que no tenemos.

¿En qué consiste la crisis actual de la medicina?

En la medicalización de todos los fenómenos de la vida, y la deshumanización de los servicios; son las causas más importantes del fenómeno crítico.

La historia de la medicalización de la vida tiene una antigüedad de 200 años,  y aunque la  medicina no estaba  tan desarrollada, por ejemplo,  en Alemania, en aquella época,   ya se daba el fenómeno (que luego se extendería a otros países) conocido como: La  medicina de Estado, que se encarga de  realizar  un control  de las actividades, que incluyen la formación médica, evitando el ejercicio por parte de “charlatanes”.

También se da el fenómeno de  la  recopilación de  estadísticas  vitales, y los datos alrededor de las epidemias.  De esta manera,  ingresa el concepto de autoridad médica, en la vida de los individuos. Todas estas actividades  estaban encaminadas  a delimitar el campo  de la enfermedad. Así mismo, con la aparición de la policía médica,   la cual realiza  una evaluación periódica de los  parámetros que  comprenden el estado de salud  de cada uno de los individuos de  la población,   el Estado   hace que el hospital se constituya   en un sitio de reclusión para  el aislamiento y muerte de los individuos enfermos,  y, en la mayoría de los casos,  con muy escasa asistencia médica.

Se da, en este primer momento,  la medicalización de tres fenómenos:  a)las cosas que incluyen la teoría de los miasmas, como etiología de la enfermedad. b) de ahí que se controle, en  las construcciones hospitalarias, los ductos  por donde circula el aire, el agua y los desechos,   y la disposición de los cadáveres en fosas comunes,  y  c)la reglamentación del  entierro individual.  

Estos hechos dieron origen a la llamada  medicina de las cosas.

En segundo lugar, aparece en Francia la medicina  urbana, que controla básicamente el fenómeno social de la enfermedad, y teniendo en cuenta cada  uno de los factores socioculturales y ambientales que  influyen en la aparición de las enfermedades, se promueve una legislación  que rija cada una de las condiciones de vida: la vivienda, la alimentación,  la disposición de los desechos, control de zoonosis y animales domésticos,  el aislamiento de las personas enfermas en hospitales.

Se medicaliza,  finalmente, el hospital,  donde  los médicos  de menos  categoría  social, van  a trabajar por intermedio del Estado, y se crean, además, medidas sociales de control como la cuarentena y el aislamiento, en  sanatorios.  Se   promulgan  medidas de sanidad para  los humanos y los animales y aparece la  higiene pública, lo cual sienta las bases de la salud pública  moderna.

Posteriormente,   en Inglaterra,  la medicina de la fuerza laboral cobra importancia,   con la revolución industrial y el inicio del Capitalismo. Se piensa que la pobreza es el foco de transmisión de  las enfermedades.   La salud de los trabajadores, por otra parte,  afecta los sistemas productivos, y  aparece,  como consecuencia,  la ley de los pobres que los obliga a un chequeo periódico, con el fin de controlar su estado de salud, evitando el ausentismo laboral, con las consecuencias económicas, para  los empresarios y patronos.

Finalmente,  con estos antecedentes,  hace 150 años se promulgó el primer programa de salud; hecho que se produce en la Alemania dirigida por Bismarck,  primer  ministro alemán. Este programa  fue diseñado para  ofrecer servicios de salud a pacientes ancianos. Ya  la policía médica se dedicaba al control de  la gente  adulta. Además,  hay otros dos programas de salud: el   primero en Estados Unidos,  con el presidente Roosevelt, y en Francia,  a partir de la declaración de los  derechos  humanos, con Pierre Laroche.

En 1942 aparece el primer sistema de salud que ha sido  la base  para el desarrollo de  todos los otros sistemas de salud del mundo occidental,  conocido como el plan Beveridge, donde se  establece  la salud como un derecho, y que, por ende, todos los individuos deben acceder a  él. Este sistema de  salud   es considerado el punto de partida  para cada uno de los sistemas de salud  desarrollados en el mundo.

¿Qué es la medicalización de la vida?

Se define como la dependencia del individuo  del sistema de salud y todos sus productos,  hecho que  influye  su vida cotidiana y abarca todas las etapas  de la vida, pero de manera decisiva y fundamental, de la muerte. La utilización de los servicios de salud,  se ha convertido en un hábito, y la gente  ha perdido sus posibilidades de  auto-organización y autosanación,  lo que ha delegado completamente la responsabilidad de su salud al Estado. El individuo,  quien es el real responsable de su salud,  queda  excluido de esta situación,  que, primero que colectiva, es  individual.

Adicionalmente,    la medicalización se convierte en  una industria,  en la que por medio de la promesa de la salud, el bienestar y la prolongación de la vida, se ven asociados a un despliegue publicitario y se convierten  en un negocio, en el que se involucran  muchos otros factores, que nada tienen que ver con el sistema de salud, y que están relacionados con el sistema capitalista (la industria). 

Terminamos  así  en el  concepto moderno del gran negocio de la salud.

¿Cuáles son las consecuencias de la medicalización de la vida?

La pérdida de la capacidad de autogestión, la baja tolerancia a cualquier síntoma, y  el miedo permanente a todos los eventos  vitales.  Ello convierte  al individuo en incapaz de cuidarse  y proveerse un  buen estado de la salud.  Finalmente, la pérdida del sentido de la muerte, como una etapa normal de la vida, y el envejecimiento como etapa  de  recogimiento sabio. Vejez y muerte se convierten en un problema de salud pública. Por ende, la vida se llena de miedo y amargura.

Se  desarrolla  una clasificación iatrógena de las etapas de la vida. Cada evento vital es una  disculpa para acceder  al sistema.  Cada vez más se da la pérdida de la capacidad de auto curación y  de autogestión de la propia salud,  dentro del sistema familiar.  La medicina  tradicional de los abuelos,  de las comunidades, ha perdido vigencia  porque no hace parte del negocio de la salud.

Hoy en día, se piensa que la enfermedad da al individuo un estatus, por pertenecer a un grupo privilegiado de usuarios  del sistema de salud. El individuo, en el sistema actual de salud, cree estar protegido de la enfermedad y por consiguiente de la muerte.

Concluyendo  bajo el nombre de la medicina preventiva, que vende salud, en vastos productos y bajo el nombre de chequeos preventivos, la medicalización ha llegado al individuo sano, el cual como una  víctima del  negocio, compra seguros,  con  la esperanza de que mediante  la adquisición  de estos paquetes de salud  tiene la salud garantizada.

CONVERSATORIO:

Fernando Calle (Psicoanalista):
Bajo la medicalización de la vida subyace una ideología. No  se entiende por qué la  gente niega la existencia de la enfermedad, y  además,  quedan excluidos  los componentes culturales psíquicos  y emocionales  del  proceso de enfermedad. En este  aspecto es válido el  adagio del “sana que sana colita de rana”. Existen tres componentes del estado que llamamos enfermedad, en el pensamiento positivista: el primero corresponde  al agente causal concreto. El segundo, al campo psíquico afectivo y espiritual. El tercero, al campo del  azar.

Dr. José Humberto Duque:
El paradigma  científico de  la causalidad,  que  realiza  mecanismos de control, y es usado como caballo de batalla para el desarrollo de  acción social y política,   se vende como  “curitas”.   Ello engrandece,  con cifras económicas, los sistemas de  salud, con un término,  por demás,  ambiguo: el derecho a la salud.Es el efecto de  la medicina  usada  como mecanismo de control del Poder Estatal o Ideológico o Científico. Recordemos  a Virchow,  como microbiólogo,  cuando investiga  la fiebre tifoidea.  Encuentra que  el mecanismo que subyace  a esta enfermedad es un problema social, de las muy  malas condiciones  de  vida, y extrema pobreza, en que viven los individuos, y que lleva a padecer  la conocida plaga. Existen  también en el campo de la medicina social algunos ejemplos del ejercicio del poder, a través de  la medicalización. En un aforismo de  Héctor Abad  Gómez, se  muestra claramente como son los problemas  sociales, el inicio de las problemáticas de salud.  Él decía que,  “el  Señor Alejandro Echavarría (creador de Coltejer)  hizo primero los pobres y luego el hospital San Vicente, como efecto de la dominación de  clases”. Principio feudal,  y  actualmente capitalista,  que  da cuenta de la necesidad de  proveer  de salud al proletariado trabajador, evitando o disminuyendo  las pérdidas en los sistemas productivos. Comenta también el mecanismo por el cual la industria farmacéutica  y las compañías de seguros, luego de invadir el mercado, ofrecen  programas de salud, prevención y  medicalización de todos los  aspectos de la vida.   Actualmente un gran poder económico controla  tanto la gente, como el sistema social, y al gremio de la salud, llegando a tener a todos los ciudadanos,  bastante oprimidos. La medicalización  de la vida   como “modelo de progreso”, es una trampa publicitaria.

John Bohórquez:
Recuerda  la historia del doctor Maza en Argentina, a principios del siglo XX,  en su investigación  y descubrimiento de  la fisiopatología y ciclo  de vida  del patógeno causante de la enfermedad de Chagas. Cuenta la problemática del científico, cuando encuentra  que la causa de los problemas de salud son problemas sociales: la pobreza, y  las malas condiciones  de vivienda.   Los  grupos políticos, equivocadamente,  y en algunos casos, mal intencionados, denuncian como  bárbaras la apreciaciones  y los planteamientos del científico, cuando éste afirma que hay que mejorar las condiciones de vida  para que la epidemia se controle. Hace una anotación de William Ospina, en el capítulo “La Mirada de  Hielo”,  que  es  toda una diatriba al poder de la medicina, que reduce  a la impotencia  a ricos y pobres. Habla de todas las situaciones  que coincidieron para que  el poder médico se revelara como absoluto en el fenómeno de la medicalización: la Revolución Industrial, la Ilustración, el desarrollo del Sistema Capitalista, el  surgimiento del Estado Nacional y  la aparición de la clase burguesa,  y afirma que todas estas  situaciones dieron origen al  control social y político y  al gran negocio que se hace actualmente con la Condición Humana. Sin embargo, existen procesos  mágico-simbólicos que  ayudan  al proceso de autosanacion,  alejándose del negocio, y que  forman parte de la cultura popular de los pueblos,  y que por la medicalización de la vida,   han sido marginados.

Jorge Gómez:
Expresa que el fenómeno que más  se ha medicalizado es la muerte.  Se empieza con la pérdida de la conciencia de la muerte. Ésta  ya no puede ser vista como proceso natural, que  involucra al individuo y su familia; se vende como tragedia que puede y  debe ser evitada a toda costa, teniendo acceso al sistema de salud y sus  bondades. Se  vende la idea  de que  el sistema médico  tiene la solución  para cada  uno de  los problemas de la vida, y aleja al individuo de la muerte. Situación que es un infortunio, y que puede ser  modificada por la ciencia médica,  hasta el punto de evitarla.  Explica  la asociación de este fenómeno con la aparición del reloj mecánico  como principio físico, el  cual es asociado a la  enfermedad, como la avería  mecánica de una parte del todo, que puede ser reparada. Es el  origen mismo de la especialización de la medicina,  que divide al individuo en órganos, que llama “aparatos”, y olvida el todo de un “sistema”,  fragmentando  y  arreglando la parte dañada. La ciencia  se  ha convertido en  agente de la  no muerte; el reloj  condiciona  todas  las actividades del hombre,  la medicina se  convierte, de modo paternalista,   en ejercicio de  poder:  la sanación como ejercicio de un poder. El otro aspecto que  ha sufrido variaciones es la concepción de la enfermedad,  no como   un continuo en la vida del individuo, sino como  un desarreglo  estructural, que puede  arreglarse.  Además de  negar el aspecto  psíquico y espiritual o mágico que  está implícito en todo proceso de enfermedad.  Se  habla  siempre de causalidad  y  la metodología de  tratamiento tiene que ver con ese razonamiento. La  vida  se prolonga de manera  indefinida sin  importar  la calidad   de la misma.

Sol Mejía:
Nombra  el episodio de la enfermedad de Iván illich, sufriendo una enfermedad  catastrófica, como un cáncer,  que no le impide pensar el fenómeno de la  medicalización. La medicina como negocio y no como  Arte perdido.  La Palabra, el Conjuro, que proporciona curación. En la medicina convencional la palabra se limita, se evita y  se  reduce al lenguaje técnico,  casi esotérico, que aísla al paciente  y al  médico, y  que lleva a la in- existencia de una comunicación  efectiva, que permita al individuo tener conciencia de la enfermedad y participar del proceso curativo.

Síntesis:

Se ha medicalizado todo:  las expectativas  de la gente , la vida , la muerte,  se han creado, sistemáticamente, nuevas enfermedades  y  tenemos una  gran pregunta luego del gran diagnóstico de la medicalización:¿ Qué hacer?

La enfermedad y la vida son un continuo fluctuante,  que  a través de la historia  no ha necesitado para  sobrevivir  de un sistema médico. Concepción que ha sido reemplazada, en el modelo positivista, por  la enfermedad como el desarreglo de la máquina,  cuya visión vende  infinidad de productos para  curar, sanar y evitar la muerte como destino fatal.

La desintegración del individuo  en  órganos que no se relacionan ha  contribuido a   que  esa mirada tecnócrata  se desarrolle y en la actualidad tenga una fuerza  inusitada hasta llegar a la superespecialización de la medicina.

John Bohórquez:
Habla sobre  la historia de  Paul Feyerabend, creador del Anarquismo Epistemológico,  quien afirma que la ciencia es  posible desde cualquier método. Este  filósofo fue beneficiado por una medicina  “tradicional” o “alternativa”, la acupuntura, en el tratamiento de un dolor crónico de difícil manejo,  y llegó  a la conclusión,  de que no todo lo científico es  verdadero, ni único; que existen  otras vías de sanación que merecen ser tenidas en cuenta  y exploradas.   Intuye que,   también en oriente y en América latina hubo un desarrollo paralelo que no hemos tenido en cuenta, y  además,  hay que proclamar que la única forma de sanar  y abordar el  problema no se reduce  a la mirada  occidental. Otra de las muestras de la  medicalización es el tratamiento de  la estética,   al punto de que la belleza  se considera un valor  de nuestra sociedad, y está medicalizada.  Se  niega la fealdad, la enfermedad o la vejez y finalmente la muerte como  si no fueran eventos vitales o biológicos. Y se crea toda una parafernalia de productos que se venden, para atender estas necesidades creadas.

Jorge Gómez:
Otros efectos de medicalización de la muerte  es la negación de la misma. Lo cual  impide  que el individuo entienda  qué  responsabilidad  le corresponde en el fenómeno.

Fernando Calle:
¿Qué hacemos? El temor   obliga a los individuos  a la utilización del sistema de salud,  a las campañas de prevención  mediante un chantaje, casi terrorista, que  obliga al individuo a “consumir salud”,  para evitar   la enfermedad y escapar a  los peligros de la enfermedad y la muerte. El sistema  político  estatal  es el agente que vende  esta ideología,  sin tener en cuenta, nuevamente, la responsabilidad del individuo. De  otro lado, el individuo necesita  estar identificado y  vivir su enfermedad como un estilo de vida,  hasta el punto de ser  y sentirse orgulloso de su enfermedad y  de ser asistido por  los mejores. Este rótulo social,  y el sistema de consumo de la salud  provee la enfermedad y vende la cura. El individuo,  en la sociedad,   es necesario como  usuario del sistema de salud  para que éste se  nombre eficiente y  parte importante de  un  sistema estatal. La necesidad de ser paciente  lo involucra como parte en el sistema. Este modelo me permite ser alguien en el sistema, entonces podemos concluir que  se elige  la enfermedad como un camino  que nos incluye dentro de un sistema social, donde los enfermos son un grupo  al que hay que  tener en cuenta, como  importante para el consumo de salud. Nuevamente   nos preguntamos, ¿cómo  lograr en el individuo una existencia  en uso de  la vida sana,  sin  elegir la   enfermedad como modo de vida?

Sandra Ortiz:
Expone algunas categorías de la medicalización.  Expone la mortalidad de mujeres embarazadas, que sigue vigente, y se pregunta: ¿qué  pasa? ¿Por qué siguen sucediendo  carencias, e índices de morbilidad,   sobre todo en las clases bajas y más  vulnerables? Es evidente  la diferenciación de  clases,  en la calidad  de los servicios de salud.  Hecho que el sistema mismo ha  promulgado.  Habla del ideal de la belleza y  de la eterna juventud,  y cómo se vende esta idea, como estilo de vida.

Dr. José Humberto Duque:
Diego Gracia, psiquiatra español, afirma que la moral  religiosa, que controla  la vida, la muerte y la sexualidad,  actualmente, está a la baja.   Hoy, la política controla la vida, en nombre de la biopolítica. Es  el Estado  ahora quien  tiene la potestad de manejar la vida de los individuos. La moral religiosa  fue reemplazada  por la biopolítica.

Mauricio Sánchez:
Michel Foucault afirma que  no sabe si la crisis es  de la medicina  o de la antimedicina. No hay que pensar en construir más enfermedad,  hospitales   ni enfermedades, hay que enfrentar al individuo con su realidad y  evitar  el negocio de la salud universal.

John Bohórquez:
Afirma George  Bernard Shaw: “no es que hayamos perdido la fe. Sólo pasó de Dios, a los médicos.”
En diálogo esquizofrénico nos preguntamos por las catástrofes  de la vida, como los accidentes y otras  enfermedades que hacen parte  de su componente azaroso. Y,  aclara, que la medicina moderna  tiene la posibilidad de  ayudar  al individuo a limitar los daños, en casos de traumas, accidentes, etc. La reparación de la máquina humana es  uno de los éxitos de la  medicina positivista,  olvidando desafortunadamente  la siquis  y el espíritu. Ahí se  nota  el extravío  de la medicina  positiva.   La medicina   de la  evidencia,  se muestra  efectiva para enfermedades  especiales, para enfermedades  creadas,  y administradas por la gran industria de la salud. Finalmente, pregunta: ¿qué vamos a hacer?   Primero,  seguir con el seminario, pensando,   conversando, y tomado conciencia. Dentro del  proceso de toma de  conciencia  es importante  aprender a  tratar el miedo a la muerte y a la  enfermedad. La expropiación de la salud  debe evitarse y  crear conciencia de que la salud es  un asunto individual.

Jorge Gómez
¿Qué hacemos? Se ha desarrollado la Terapia  Neural Solidaria,  apoyada en las ideas de Julio Monsalvo, de Argentina, que se  basa en 7 necesidades básicas:
Aire
Agua  (es importante  cuidar cada una de las fuentes).
Alimento
Abrigo   (tipo de ropa en uso)
Albergue
Amor
Alegría

Si cada una de estas necesidades básicas se  provee se puede considerar  a un individuo sano, esto significa,  coherencia entre  el individuo y su entorno.

Dr. José Humberto Duque:
Propone la creación de una red de pensamiento,  alrededor del tema  de la salud. (Blog  ya creado).

Rafael Lozada:
Otros  sistemas que han sido también medicalizados, la Ciencia por ejemplo, se ha  relacionado con el negocio, y  ya no obedece a necesidades  humanas, sino   simplemente  al negocio, en el que   incluiría a la medicina alternativa.

John Bohórquez
Otros fenómenos  de medicalización  son los horrores de los campos de concentración y gulags, que se muestran como efectos de la barbarie  humana.