domingo, 3 de noviembre de 2013

Reseña del Primer Aniversario del Seminario permanente Re-Evolución de la Salud

Por: EDUARDO DE GORA 

Señoras y Señores: los saludamos.

Dice Don Miguel de Unamuno, en su Sepulcro de Don Quijote:

“Me preguntas, mi buen amigo, si sé la manera de desencadenar un delirio, un vértigo, una locura cualquiera, sobre estas pobres muchedumbres, ordenadas y tranquilas que, nacen, comen, duermen, ser reproducen y mueren. ¿No habrá un medio, me dice, de reproducir la epidemia de los flagelantes o la de los convulsionarios?”…

Este es el epígrafe de nuestro ante-proyecto, que comienza con esta lapidaria frase: “Consideramos la Medicina como una profesión liberal y queremos rescatar su condición de Arte Verdadero…”

Esta iniciativa, que hoy conmemoramos,  comenzó, como la leyenda medieval de “Los Tres Amigos”, (cuya tradición es más antigua, aún, y creo rastrearla en la Cultura greco-latina y hasta en la Judía, como se lee en el libro de Daniel: 3: 19 ss., donde se habla de los Tres jóvenes en el horno de fuego al que los condenó Nabucodonosor; allí se cuenta de un cuarto joven, misterioso), esta historia, comenzó, decía,  conversando, como aquellos,  sobre la vida y la muerte, en un  encuentro pleno de expectativas. El nuestro fue de presentaciones y celebratorios, alrededor de una cerveza, en un bar de los predios del Barrio Carlos E. Restrepo, en el otoño de 2012.

Decía que  en todo encuentro de tres, hay que nombrar un cuarto rey mago. Éste fue, para nosotros, un Poeta.
El cuarto amigo misterioso, se ve en la tradición esotérica, como la presencia de Dios o del Ángel, pero, igual,  la presencia de todos los que no se nombran, pero que unidos en conversatorio, y por afinidades electivas, hacen posible el  espíritu y la realidad de un proyecto.

Conversaron dos médicos, y un ermitaño. El Poeta inspiró el encuentro, y dio  ideas;  hasta llamó al círculo de Amistad, que se iniciaba, “Loquitos por la Salud”.

Al doctor Mauricio, lo conocía el ermitaño, y ya éste podía certificar los valores humanos, morales e intelectuales del generoso médico. El Poeta, amigo del ermitaño, también lo era del Dr. John Jairo. Sus recomendaciones no podían ser mejores: Valores humanos, morales e intelectuales.

Para el ermitaño o Pustinik, era el momento de bajar de la Montaña a la plaza pública. Lo motivaba un sólo pensamiento: El MYSTERIUM SALUTIS, preocupación que también es de la Medicina. 

Esta primera vez se habló de la des-humanización de la Medicina, problemática que el Doctor John, ya había abordado como pregunta, en una excelente investigación publicada por la Editorial Universidad de Antioquia. Y, también se habló de Enfermedad, de Crisis de la Salud,  de Sistemas de Salud,  de Modelos, de luchas sindicales, de la Profesión Médica y sus colateres: odontólogos, enfermeras, paramédicos, empleados de la salud; se habló de Hospitales y EPS y Farmacéuticas, de Reformas a la Salud  y ley estatutaria, y de Medicinas no convencionales o alternativas.

Deseosos de hacer luz, a partir de los propios Maestros y  conocimientos adquiridos, les pareció del caso, hacer partícipe de la gesta, al Psicoanalista Fernando Calle, con quien el Dr. John Jairo venía conversando, hacía días, acerca de emprender una tarea educativa y divulgativa, entre la ciudadanía, sobre temas similares, y se habló de invitar a otros amigos cercanos, con preocupaciones afines.

Para ello se trazaron los siguientes objetivos:

1. Realizar unos conversatorios quincenales, con asistencia gratuita, en que se abordaran temáticas relacionadas con la Salud y con la Cultura, en general.

2. Realizar un Foro, por semestre, de libre acceso, con Panelistas invitados y temáticas de primer orden y actualidad: médicas, psicológicas, filosóficas, pedagógicas, históricas, antropológicas,  artísticas, literarias, y sociales.

3. Realizar un Blog, denominado “Seminario Permanente Re-evolución de la Salud”.

4. Realizar, de manera colectiva, y como primer fruto de la labor de concientización, un Manifiesto, que apoye las más nobles causas de la Salud y la Medicina, para ser dado a conocer en ámbitos académicos, políticos, sindicales  y sociales.

5. Realizar unas memorias del Grupo de Estudio, a través de resúmenes y grabaciones…

Aquella noche, de grata conversación, concluyó plena de ideas, de entusiasmo y de Amistad, dejando como pilares de nuestra filosofía, el Nuevo Humanismo, y las Ciencias de la Complejidad.

Desde entonces se tuvo claro, que el piloto o capitán de este vuelo inusual, sería, con reconocidos méritos por su labor organizativa, nuestro Dr. John Jairo Bohórquez; nuestro copiloto, el Dr. Mauricio Sánchez y como auxiliar e ingeniero de vuelo, el Dr. Fernando Calle… Al ermitaño, por andar de sopero, le tocó el papel de cronista de esta asombrosa y verdadera historia… (Esperamos no estrellarnos, y no llegar a ningún Pereira, pues cuanto importa es caminar y conversar). “Todos se llaman romeros, aunque a Santiago no lleguen”.

La Amistad  ha crecido, y algunos otros se han sumado a la propuesta, para conformar el comité organizador: la Dra. Beatriz Gómez, la Enfermera Sol Aleyda Mejía, el Comerciante Fernando Giraldo,  el Politólogo Rafael Losada. Con ellos hacemos mini-conversatorios también quincenales, y planeamos, deliciosamente, para aterrizar luego, en la realización de los eventos del Seminario Permanente y ver su evolución…

Hora, entonces, de hacer la ofrenda al Maestro Arquetípico: a los grandes maestros y a los menores, que según tradiciones, linajes, ciencias y lecturas, se ha tenido el gusto de encontrar y/o escuchar y leer, y que son fundamento de vida de todos los participantes de este Seminario Permanente por la Salud. Veneramos  a los Maestros del alma, y nos acogemos a su sabiduría y bondad…

No menos importantes, son quienes han hecho posibles venturas y concreciones, durante este año:
En primer lugar, todos los que han aceptado nuestra invitación para conferenciar, como son nuestro querido Amigo, el Doctor Carlos Eduardo Maldonado, autoridad en Ciencias de la Complejidad; el doctor Carlos Mario González, miembro fundador de la Corporación Estanislao Zuleta; el médico  y filósofo humanista, Dr. José Humberto Duque;  el Doctor Germán Reyes, Presidente de ASMEDAS, Consultor en temas de Salud y Ex Representante a la Cámara; el Doctor Hernán Gaviria,  miembro de ASMEDAS, (quien también, gentilmente, nos motivó y facilitó su auditorio, para alguno de nuestros conversatorios); el Doctor Jorge Gómez, de Terapia Neural, (a quien hacemos un reconocimiento especial por el préstamo del auditorio en el Mall Sao Paulo). Y para no alargar, porque serán citados más adelante, a todos los que han intervenido como panelistas, nuestro reconocimiento, y nuestro aplauso.

En segundo lugar, los créditos son para  todos aquellos que nos siguen en el blog, aunque no asistan, como el empresario, publicista y poeta, Federico Vélez, que cordialmente, nos realiza el diseño de los carteles de los Foros,  y para todos los que de manera  incondicional asisten a nuestros conversatorios y foros, y aquí dejamos consignados , pero, para no alargar, apenas damos su número: Más o menos, unas 130 personas, sin contar los amigos de nuestros amigos participantes,  a quienes, por divulgación y según sabemos, les llega nuestra página en internet, nuestras grabaciones y boletines, y nos siguen, con interés.

 Adriana Ramírez  
 Adriana Suárez 
 Alberto Uribe 
 Alejandro Cano
 Amparo Arango 
 Ana C González
 Ángela María Franco
 Ángela Vallejo 
 Beatriz Gómez
 Beatriz Vega  
 Bernardo A Vélez  
 Carlos Alberto Ríos
 Carlos Gallo
Carlos Quintero
 Carmen Otero
 Carmen Ríos 
 Catalina Torres  
 Cristian Adarve 
 Cristina Restrepo
 David Ramírez
 David Rodríguez 
 Diana M Saavedra
 Diana María Correa 
 Diana M Restrepo 
 Diana Ríos Henao 
 Diana Valencia 
 Efraín Torres  
 Elizabeth Orrego  
 Elkin Ortiz 
 Elkin Villegas 
 Francisco Lopera 
 Fernandito De Greiff
 Fernando Calle 
 Fernando Rojas 
 Francisco Murillo  
 Gabriel H Medina
 Germán Reyes 
 Gladis A Vélez  
 Gladis C Suárez 
 Gloria E Restrepo 
 Gloria Mazo 
 Gloria Montoya Ruiz
 Harold Wilson
 Helena Benítez
 Hernán Gaviria  
 Hernando Villanueva
 Héctor Carrillo 
 Jaime Mesa 
 Jaime Sampedro 
 Jairo Suárez Ríos 
 Javes Vallejo Valle 
 Joaquín Duque
  John Wilson Osorio
 Jorge Gómez,
 José H Duque 
 José Antonio García
 Juan C Restrepo 
 Juan D Restrepo
 Juan F Pérez 
 Juan G Correa 
 Juan Mejía 
 Juan Raúl Navarro
 Julián Pineda 
 Julián Ramirez Mejía
 Lina María Montoya
 Luis Alberto Correa 
 Luis Casasbuenas 
 Luz Amparo Suárez
 Luz M Londoño
 Luz M Echeverri
 Marcela Vélez Vélez
 Margarita Bernal 
 Maria Duque
 Maria Isabel Arango 
 Marleny Cano 
 Marta Bernal 
 María González
 María E Suazo 
 Mauricio Maldonado 
 Mauricio Sánchez 
 Miguel A Restrepo
 Miguel Echavarría
 Miguel Reyes Leal 
 Mónica A Vallejo
 Pablo Robles 
 Paula Molina 
 Paulina Gómez 
 Piedad Roldán 
 Rafael Losada 
 Rafael Patiño Góez
 Rocio Arango 
 Rodrigo Tobón
 Rubiela Alvarez
 Sandra Ortiz
 Santiago Trujillo 
 Sergio Litrenta
 Socorro Bedoya
 Sol Aleida Mejía 
 Sonia Andrade 
 Teresa Agudelo
 William Neira Corral 
 Fernando Giraldo
 Federico Vélez,
Sebastián Trujillo
Arnulfo Arias
Antonio Garcés
Karolina Carrillo
María E Arango
Luis F Garcés
Patricia Leflohic
María Isabel Arango
Génesis Gaviria
Santiago Marín
Álvaro Montoya
Oscar Henao


Por todos, digo, se ha logrado llevar a cabo los siguientes 19 Conversatorios,  con una asistencia promedio de 15 personas:

Conversatorio 1: “Pensando la Salud, la Enfermedad y el Sistema”, a cargo del Doctor Mauricio Sánchez, realizado el miércoles 17 de octubre de 2012.

Conversatorio 2: “Medicalización de la vida y la Sociedad”, por el Dr. John Jairo Bohórquez, el miércoles 1 de noviembre de 2012.

Conversatorio 3: “Medicalización de la vida, según Iván Illich y Referencia a la Vida de los Hombres Infames de Foucault”, por el Dr. Mauricio Sánchez, el miércoles 14 de noviembre de 2012.

Conversatorio 4: Documental Sicko, de Michel Moore (Youtube-Primera parte), el miércoles 5 de diciembre de 2012.

Conversatorio 5: Documental Sicko (Segunda Parte). Fecha: 30 de enero de 2013.

Conversatorio 6: Informe sobre la Comisión de seguimiento a la sentencia revocatoria # TS-30, de la Reforma Estructural del Sistema de Seguridad Social. A cargo del Dr. Fernando Calle. Fecha: 20 de febrero de 2013.

Conversatorio 7: “Modelo de Salud”, por el Dr. Bohórquez.  Fecha: 13 de Marzo de 2013, en ASMEDAS.

Conversatorio 8: “Psicoanálisis y Medicina”, por el Dr. Fernando Calle, psicoanalista, investigador, y poeta. Miércoles 10 de abril de 2013.

Conversatorio 9: “El Deseo de Enfermar”, por el Dr. Fernando Calle. Miércoles 15 de mayo de 2013.

Conversatorio 10: “Introducción a la Terapia Neural”, por el especialista en Terapia neural,  Dr. Jorge Gómez. Miércoles 29 de mayo de 2013.

Conversatorio 11: “El Sentido de Enfermar y la Nueva Medicina Germánica”, por el Dr. John Bohórquez. Miércoles 12 de Junio de 2013.

Conversatorio 12: “El concepto Salud/Enfermedad en el modelo de mercado”, por el Dr. Hernán Gaviria. Miércoles 26 de Junio de 2013.

Conversatorio 13: “El Tratado contra el Método”, por el Dr. Mauricio Sánchez. Miércoles 10 de Julio de 2013.

Conversatorio 14: “El Imperialismo Farmacéutico”, por el politólogo Rafael Losada. Miércoles 24 de Julio de 2013.

Conversatorio 15: “Reforma al Sistema de Salud en Colombia”, por el Dr. Germán Reyes. Miércoles 21 de Agosto de 2013.

Conversatorio 16: “La Educación Democrática”, por el Doctor en Pedagogía, Profesor Oscar Henao Mejía, escritor y periodista. Miércoles 4 de septiembre de 2013.

Conversatorio 17: “La Ética, desde las Ciencias de la Complejidad y el Psicoanálisis”, por el Dr. Fernando Calle. Miércoles 18 de septiembre de 2013.

Conversatorio 18: “¿Deshumanización en medicina?”, por Dr. John Bohórquez. Miércoles 2 de Octubre de 2013.

Conversatorio 19: “Fundamentos Filosóficos de la Bioética Contemporánea”, por el Dr. José Humberto Duque. Miércoles 16 de Octubre de 2013.

Se realizó, además, un foro, en el auditorio de la Facultad de Odontología de la Universidad de Antioquia, denominado Filosofía y Salud, el día sábado 20 de abril, de 2013, con una asistencia de 40 personas y dirigido por los Doctores Carlos Eduardo Maldonado, profesor de la Universidad del Rosario, de Bogotá,  y el Doctor Carlos Mario González, profesor de la Universidad Nacional, Facultad de Ciencias Humanas, de Medellín.

Diversos son los motivos y las circunstancias por las cuales hemos confluido a estos encuentros. Como quien dice, cada uno de Ustedes tiene su historia por contar. Quien quiera referirla, bienvenida o bienvenido. Enriquecería y matizaría la historia oficial. A conversar vinimos. Y si de escribirlo se trata, también vale. Contar la historia es contar mi historia, que al fin, es historia a secas, como dice el gran Unamuno. Desde entonces, somos novela…

Creo que son muchas las verdades por las cuales estamos aquí: verdades del corazón, verdades de intereses particulares varios, pero una sóla es la razón, por la cual, hoy, gozamos de este instante vital: LA RAZÓN SOCIAL DE LA SALUD.

Muchas gracias por su asistencia y atención, y por el apoyo y los estímulos de que hemos sido objeto…

Medellín, 30 de octubre 2013

lunes, 1 de abril de 2013

Psicoanálisis y medicina


Por: Fernando Calle Valencia

Desde que Freud comenzó en la realización de las aspiraciones medicas, recién entrado a la facultad de  la Universidad de Viena, se interesó por los problemas psicológicos, pero fue en un evento extra-academico cuando se despertó la curiosidad por los fenómenos psíquicos, desde  el momento en que asistió al circo y presenciara un número de hipnosis o mesmerismo. Es así como Ernest Jones ubica el momento mas temprano del interés del creador del psicoanálisis por dicho  campo. Una vez en la facultad, tomó clases de psicología con el mas prestigioso filosofo[1] de la época en esa universidad, Franz Brentano. Luego, en el año 1882 se entera por su amigo y mentor Joseph Breuer de las afecciones histéricas, es aquel quien le habla del caso Anna O. o Berta Papenheim y le ilustra sobre pormenores de la clínica neurológica, pues aquel, diez años mayor que Freud tenía un largo recorrido en el ejercicio de la medicina y la especialidad neurologica.

De ese modo es que el psicoanálisis interviene: dando paso a la expresión de la subjetividad, permitiendo que el co-analizante hable de la historia de sus síntomas, el contexto en el cual han tenido lugar y lo que representan en su interpretación mas intima, del mismo modo que puede hablar de aquello que hace parte de su carácter o ha alcanzado el rango de lo salutífero, esto es, lo que adquiere expresión en posiciones frente a la vida y los demás, el trabajo, la creación, el cuerpo y aspectos diversos de la existencia que no representan malestar o traen consecuencias adversas para el sujeto.

Sin embargo, a diferencia de la medicina no se conforma con la remitencia del síntoma o la superación del estado crítico de la enfermedad, pues es consecuente con el postulado de que la afección, siendo multi-determinada, donde al atender un factor puede destaparse otro, mutándose la problemática de lo somático a lo psíquico, de lo psíquico a lo social, de lo social a lo funcional, tal como lo propone Freud: una neurosis individual puede transmutarse en neurosis social, así, alguien con agudos síntomas histéricos, puede quedar sorprendentemente curado tras el estallido de una guerra o tras la pérdida del trabajo, como si por una lado las afujías impuestas por la situación externa desgastara la energía que estaba invertida en las dolencias, mientras por otro, el mal se metamorfoseara en aquel que tal vez resulte mas justificable. Es además advertido por el psicoanálisis que puede presentarse una huida hacia la salud como medio defensivo de quien asiste al análisis, como también es recurrente el hecho de que los co-analizantes muestren franca mejoría buscando la aprobación del analista. Una cura es significativa si es solidaria con cambios estructurales y de la personalidad (Lagache, 1984).

[1] No se le puede llamar psicólogo, puesto que no lo era, además para la época el titulo como tal no existía.

El milagro de curarnos


Autor: Fernando Callejón

En algún momento de nuestra vida, quizás no todos, pero sí la mayoría, sufrimos una enfermedad. El concepto que tenemos sobre ella no es un pensamiento más. Es una creencia, la de estar poseídos por una fuerza que no nos pertenece y que nos ataca. Si bien esta creencia es universal, no todos la vivimos de la misma forma. En occidente, ha sido reforzada por la presencia de un sistema médico que ha obtenido un gran poder que lo ha legalizado colectivamente.

Podemos decir que la enfermedad es un invento. Como la luz eléctrica. La luz siempre existió pero lo que hizo el hombre fue poder manejarla y eso le dio poder. El malestar orgánico o emocional siempre existió pero lo que hizo la medicina fue clasificarlo y eso le dio poder.

La creencia sobre la enfermedad no solo es la de una fuerza que nos ataca sino que a partir de esa clasificación, es la de una fuerza que un grupo de personas (los científicos-médicos) puede dominar. O por lo menos ostenta un saber sobre ella y puede ejercer influencia sobre su evolución. Esta influencia ha crecido desproporcionadamente en relación al saber.

Actualmente las llamadas enfermedades son desmesuradamente influenciadas por la acción médica sin que haya un saber que sustente lógicamente esa influencia. Se actúa sobre ellas sabiendo muy poco sobre el origen de la enfermedad y mucho menos sobre el sentido de la misma.

Pensemos en un simple resfriado. Se atribuye a un virus pero no se lo combate a él sino al resfriado. Se lo trata de abortar. Se usan antihistamínicos para que las secreciones disminuyan y muchas veces antibióticos porque se habla de alergias bacterianas o complicaciones infecciosas imposibles de comprobar.

Esta metodología que influencia el curso de la enfermedad se basa en la misma teoría que sostiene que el sol gira alrededor de la tierra; la observación superficial de un fenómeno sin preguntar nada sobre las características del objeto sobre el cual el fenómeno actúa.

Si la física dependiera de los médicos, hoy seguiríamos creyendo que a la mañana el sol está en el este porque a la tarde giró alrededor nuestro.

Pensemos en un tumor. Un pedazo de carne que sobra. Los métodos médicos que influencian su destino se basan en la misma teoría de observación superficial y de ausencia de preguntas sobre las características del sujeto enfermo. El pedazo de carne está de más y hay que eliminarlo. Si no se puede con cirugía, se arrasa con drogas o radiaciones.

Los físicos no manejan la medicina y los médicos terminan por creer que una resonancia magnética es una observación profunda. Se sigue observando el fenómeno y no la naturaleza ni el sentido del fenómeno.

Es así que ahora hay dos creencias: el malestar es una fuerza que viene de afuera y se puede influenciar sobre esa fuerza con un saber que se llama científico.

Volvamos al resfriado. Pensemos que quizás no es un virus el que lo produce (la fuerza externa) sino que es una de las formas que tiene el organismo de descargarse de una tensión que lleva demasiado tiempo acumulada. No hay fuerza externa. Los virus ya estaban y uno no se contagia de nadie sino que son ellos los que comandan esta forma de descargarse. Esto no significa que no haya virus extraños al organismo y éste intente rechazarlos porque no los reconoce. Los virus son cadenas de información y si traen una información extraña e irreconocible, el organismo se niega a aceptarla y se produce el rechazo de la misma.

Pero esto no es lo que ocurre en un resfriado común. Allí hay problemas territoriales y las mucosas se inflaman para obstruir las narinas y no respirar el mismo aire que el enemigo. Los bronquios expulsan moco para escupir al invasor. Los músculos duelen para retirarse de la lucha. Y allí los virus son excelentes colaboradores para generar este estado inflamatorio que si bien es molesto, logra que el ser vivo se aísle y recupere su bienestar.

La medicina en lugar de entender esto, ataca los síntomas para que el sujeto vuelva a la cadena de producción lo más pronto posible. Los médicos se comportan como aliados de un poder que exige productividad sin interesarse por la verdadera recuperación del cuerpo enfermo. El paradigma del agente externo como causa siempre presente de la enfermedad sirve a los mismos fines. Si hay un agente externo debe haber un poder que lo pueda combatir. Y ese poder es la científica medicina.

Quizás si esto hubiera quedado allí, tendríamos esperanzas de salir de esa trampa. Pero lamentablemente, la influencia de la acción médica sin un saber lógico que la sustente, generó tantos nuevos saberes vacíos, que estamos atrapados en una red que se retroalimenta de otras disciplinas y de otros saberes. La religión, la filosofía, la psicología, aportan nuevos saberes a esta interminable creencia de la enfermedad como fuerza externa y a la existencia de un grupo que tiene un saber sobre ella. Escuchamos conceptos que parecen valiosos: -Debemos aceptar la enfermedad si vamos a luchar contra ella.- -La enfermedad es poderosa pero más poderosa es la salud-. -La salud es el silencio de los órganos-. -La enfermedad es un mal que debemos saber combatir-. ¿Quién podría negar el valor de esas frases? Sin embargo, no sirven de nada. Son saberes que se basan en una creencia vacía. Y no porque no se pueda defender esa creencia. Sino porque ya no sirve más.

En este contexto, nos han quitado la libertad de elegir. En la historia de la humanidad, siempre hubo bandos, romanos y griegos, árabes y españoles, buenos y malos, perversos y normales, nazis y judíos. El ser humano podía optar, aún cuando esa opción fuera equivocada. Ahora es imposible elegir ya que se trata de nosotros o los virus, enemigos invisibles que destruyen a todos, sin excepción. Las organizaciones mundiales encargadas de la salud avisan que futuras pandemias son inevitables y elaboran mapas con colores cada vez más intensos y tenebrosos. La humanidad toda enfrenta al enemigo invisible y no hay opción. Por primera vez, en cientos de años, se está tomando conciencia que no es la tierra la que está en peligro sino esta especie que se ha creído excepcional y que ahora viene a enterarse que su desaparición es posible.

La génesis de Adán y Eva ya no calma los temores de una especie que ha inventado el concepto de enfermedad y ahora el concepto en sí mismo la está arrasando. La fuerza externa que nos viene a destruir supera ampliamente el saber autorizado del grupo de personas que la combate. El concepto se escapó de las manos y tiene vida propia. La gente ya no se muere de la enfermedad sino del miedo que el concepto inventado le genera. El miedo no da tiempo a que la enfermedad actúe y nos mate ya que crea por sí mismo una realidad mortal.

Así lo relata el cuento sufí:-Un sabio sentado en la cumbre de una montaña, ve pasar una sombra y pregunta: ¿Quién eres?. La sombra le contesta -Soy la peste-. ¿Adonde te diriges? -A matar mil personas de ese poblado-. Bueno, ve y mata. A los pocos días, el sabio se encuentra con un hombre y le pregunta ¿De donde vienes? - Huyo de aquel poblado que ha sido atacado por la peste y ha matado treinta mil personas- Bueno, ve y huye. A las pocas horas, vuelve a pasar la sombra y el sabio lo detiene. Oye tú, me has engañado, dijiste que matarías mil personas y has matado treinta mil. ¿Por qué? La peste le responde- No es cierto, yo solo maté mil personas, el resto, murió de miedo.

Como médico he presenciado muchas veces el fenómeno de una persona que en pleno estado de salud y por hallazgos casuales (pruebas de rutina o un médico demasiado inquisidor) ha sido diagnosticada de un tumor en hígado, pulmón o mama. A los pocos días de ese hallazgo, el estado de salud había empeorado dramáticamente. He visto a algunas personas morir en poco tiempo luego del diagnóstico. Eso es miedo, no es cáncer. Ese es el concepto que se le ha escapado de las manos al grupo de científicos que ostenta el supuesto saber de la enfermedad. Y ese concepto se ha desbordado y ha creado una realidad autónoma entre otras cosas, porque se ha colectivizado. Se ha vuelto un saber popular.

¿Quien no ha escuchado alguna de las siguientes frases?: -El cáncer de páncreas, cuando te lo diagnostican ya es demasiado tarde-; -la quimioterapia te mata las células malas pero también las buenas-; -yo sé que me voy a morir, lo que no quiero es sufrir-; -nunca conocí a nadie que se salvara-; -la enfermedad avanza-; -hay que hacer algo- y tantas otras. 

El saber colectivo sobre la enfermedad no se diferencia mucho del saber de los médicos, muchos de los cuales jamás se harían (y lo dicen públicamente) el tratamiento que le indican a los pacientes. Actualmente se escuchan muchas voces que cuestionan este concepto de la enfermedad pero la mayor parte de las veces son ignoradas, reprimidas o tergiversadas.

Es en este contexto que debemos dejar de pensar en nuevos instrumentos contra la enfermedad para comenzar a pensar en un nuevo concepto de la enfermedad.

Se gastan miles de millones de dólares en investigar y producir drogas cada vez más nocivas para la salud de la humanidad y no cesan de aparecer variantes de la misma enfermedad que no responden a esas drogas o las llamadas nuevas enfermedades sobre las que ni siquiera se tiene alguna droga con la que experimentar. La ciencia se nota perdida y actúa sin lógica. Solo intenta sacarse de encima un problema inmediato sin pensar en las implicancias futuras de su proceder. No interactúa con el resto de la sociedad que mira azorada la injusticia del poder del que participa. El gobierno que invierte doscientos mil millones de dólares anuales en productos farmacéuticos es el mismo que gasta tres millones de dólares por minuto en armas, mientras deja morir quince niños de hambre en esa misma cantidad de tiempo. La ciencia médica usa el mismo presupuesto manchado de sangre e injusticia. Y en esa confusión trata a los virus con la misma filosofía del gobierno que la sustenta: usa armas mortales.

Es justamente ese nuevo concepto de la enfermedad, el que nos va a permitir salir del atolladero en el que el viejo concepto nos ha metido. Si luchamos contra la enfermedad, luchamos contra el mensaje que pretende curarnos. Cuando una mujer se nota un bulto en la mama, debe parar toda actividad y preguntarse qué le viene a decir ese bulto. Y si no lo sabe, debe recurrir a alguien que la ayude a interpretar ese mensaje. No debe salir corriendo en busca de ese personaje que detenta un saber sobre la enfermedad porque eso la cristaliza en el viejo concepto. Y a partir de allí, solo puede esperar que se instale una guerra en su cuerpo. Y el bulto no vino a declarar la guerra sino a evitarla. Y no es que no debe hacer nada o curarse psicológicamente. Debe instalar la paz en su vida porque el bulto así se lo está exigiendo. Y eso no es poco pero es mucho más de lo que la medicina pretende con su viejo concepto de instalar una guerra entre el cuerpo de esa mujer y -el cuerpo de esa mujer.

Los poseedores del saber sobre la enfermedad se escandalizarán ante semejante propuesta. -¡No hay tiempo que perder!; ¡Si no actuamos ahora, su vida corre peligro!- Y comenzarán a citar estadísticas no solo fraudulentas sino aterradoras. Algunos optarán por hablar de los adelantos de la ciencia y nos citarán con absoluta seriedad, los anticuerpos monoclonales, los hibridomas y la fusión entre los linfocitos B y los tumores. Suenan orgullosos de saber tanto. Y es un saber vacío porque es eficaz contra el único mensaje que pretende curarnos. Pero además es un saber corrupto, montado en la sangre de millones de seres humanos, que en lugar de salvar sus vidas, las pierden definitivamente. No es una lucha entre los que saben y los que no sabemos. Es una lucha entre dos conceptos; el de una humanidad que se destruye a sí misma y el de una humanidad que pretende sobrevivir.

La mujer del bulto en la mama deberá elegir y optar por quimioterapia, radioterapia y cirugía y así seguir avivando el viejo concepto que nos está destruyendo o podrá hacer un verdadero cambio en su vida y dejar de sufrir por su hija que la ignora o por su esposo al que no ama. En ese cambio, habrá entendido el mensaje de ese bulto que viene a decirle: -¡No pongas más el pecho!; ¡Deja de ser madre y acepta ser mujer!; ¡Libérate de ese hombre al que no amas!--¿Pero quien me da las garantías de que el bulto no crecerá o que sus células se irán a mi cerebro o a mis huesos?-, dirá la mujer envuelta en las informaciones científicas pero a la vez en la realidad de conocer a tanta gente que sigue ese camino. -Nadie-se le responde-absolutamente nadie-. Desde el viejo concepto (la enfermedad como fuerza que nos destruye), se le citarán estadísticas sobre lo que le podría pasar si no hace lo que el grupo que sabe le dice que haga. Desde el nuevo concepto (la enfermedad como mensaje para sobrevivir), se le pedirá confianza en que si hace los cambios que debe hacer, se curará. No parece ser muy interesante la opción. Es así que la mayor parte de la gente opta por intentar hacer las dos cosas o parte de ellas o casi ninguna de ellas. O lo que sucede con frecuencia, opta por el viejo concepto y cuando ya no obtiene respuesta de él, se vuelca al nuevo concepto. ¡Cuánto miedo!

Filosóficamente, cualquiera de estas opciones viola uno de los principios en los que se funda la realidad, el de la no contradicción: -Una cosa no puede ser y no ser a la vez-. Llamativamente, buena parte de los médicos del viejo concepto están apoyando estas opciones como si con ello colaboraran con la salud del paciente. Sin embargo, esa es la realidad. El psicoterapeuta Mario Litmanovich dice claramente -¡Necesitamos médicos sin miedo!; esa es la única manera de salir del atolladero-. Creo también que necesitamos pacientes sin miedo.

Es desde este lugar que proponemos el milagro de la curación. Milagro viene del latín y su origen es "asombrarse". Curación proviene de "cuidado". De eso se trata. El asombro de cuidarnos. De protegernos, de no quedarnos solos y sentir miedo. Allí aparece el asombro. Todos estamos entrelazados y somos la humanidad. No somos el paciente enfermo. Somos la humanidad enferma. Y entonces aparece el cuidado. La necesidad de tratarnos como almas, no como cáscaras.

El médico alemán Hamer repetía en sus seminarios una presentación que siempre culminaba con una frase: -Necesitamos médicos de manos calientes que hagan de la medicina un acto sagrado-. Allí estaba el centro de su propuesta. Sagrado siempre es citado como originado en sacrificar pero el sacre es un ave de rapiña. Y así se llamaba al halcón en épocas antiguas. Un ave sagrada cuyas uñas retorcidas le permiten sobrevivir hasta que madura y se vuelven inútiles. Allí debe tomar la decisión de arrancárselas con el pico si pretende sobrevivir. Si lo hace, vive una nueva vida, una nueva oportunidad de ser joven y sagrado. El milagro de curarnos es eso. Volver a nacer fuera de nuestros roles y percibirnos como almas que se relacionan con almas. Dejar de ser hijos, esposos, madres, padres, médicos, abogados, exitosos, fracasados o perversos. Y renacer como almas con cuerpos que son usados, no descuidados. Para ello, estamos acá. No para descubrir vacunas sino para tomar conciencia: de lo que somos  y hacia donde vamos.

lunes, 18 de marzo de 2013

Invitación al Foro: Filosofía y Salud




INVITACIÓN AL FORO: FILOSOFÍA Y SALUD

¡Saludos!

Los estamos invitando, muy cordialmente, al Foro Filosofía y Salud, que se llevará a cabo en la ciudad de Medellín, el próximo 20 de abril, sábado, en el Auditorio de la Facultad de Odontología de la Universidad de Antioquia.

Lo médicos y demás profesionales de la Salud tienen mucho qué decir, con respecto a los temas de la Salud y la enfermedad. Pero es un peligro para la vida que estos temas se dejen exclusivamente en sus manos. En realidad, se trata de una preocupación Humana, sin distingos.

Tales exclusivismos pretenderían dar la razón a quienes opinan que la Medicina es un mero asunto técnico y científico. Pragmatismo y Positivismo exagerados. Como si el ejercicio de la Medicina fuera un quehacer “sin filosofía y sin propósito", al servicio de “aparatos” desarreglados, que buscan reajuste.

Desde siempre, la Medicina fue de interés para pensadores de todas las áreas, y muchos de sus más destacados artífices fueron también Filósofos. Pero, en los tiempos que corren, la Medicina, (y sus médicos), se aleja, cada vez más, de toda preocupación filosófica. No es de extrañar, entonces, que  aumenten las críticas por la deshumanización de la Medicina.

La Medicina está más cerca de la Filosofía que de la técnica; más cerca de los Seres Humanos que de los órganos y los tejidos alterados. Poderosas corrientes vigentes estorban este discernimiento y tratan, por todos los medios, de aumentar la confusión.

El Seminario permanente Re-Evolución de la Salud, para la evaluación crítica de los fenómenos Médico, Medicina, Salud, Enfermedad y Sistema, reúne a algunos médicos, psicólogos, psicoanalistas, filósofos, antropólogos, poetas, escritores, artistas plásticos, y gentes de otras profesiones y actividades en la región, desde el mes de octubre del 2012.

El Seminario quiere proponer este debate y los invita a participar en el primer foro:  Filosofía y Salud, en el cual se contará con la amable presencia de dos destacados pensadores colombianos, en las Ciencias de la Complejidad y en el Enfoque Histórico y Social, quienes nos honrarán con sus ponencias.

Atentamente,

Seminario permanente Re-Evolución de la Salud

Por favor, compartir abiertamente.




martes, 12 de marzo de 2013

Vasoespasmo


Por: Jorge Gómez

Enfermedad y muerte.

Tanto teorizar.

Tanto intentar aprender a cuidar.

Y hasta lanzas una convocatoria para que hablemos sobre la enfermedad y la muerte.

Y te conmocionas, te conmueves con las respuestas.

Pero igual, las estás viendo desde afuera.

Y llega el día en donde te hablan desde adentro.

Lunes 19 de febrero, 3 pm....

Sudoración abundante
Latido cardíaco acelerado
Dolor torácico fuerte, muy fuerte.

De repente, la situación es clara.... Estás enfermo, tu cuerpo responde de una manera desagradable...estás en medio de una turbulencia.

Recuerdas a Peralta..."un desacuerdo del alma", recuerdas todas estas voces de todos estos días, y de adentro, sale una voz....Calma...Calma...
Y respiras....

Recuerdas que leíste que la vida ha evolucionado con esfuerzo y con ayuda....y te das cuenta que necesitas ayuda....

Y acudes al sistema... Y se demoran en atenderte....

Calma....Calma

Y pasan a otras personas que habían llegado después...

Calma....Calma

Y te atiende alguien que te pregunta todo, pero no te estrecha la mano ni te dice su nombre.

Y todos los exámenes salen normales.....

¿Será que está estresado? Pregunta el profesional de turno...

Y el corazón vuelve a hablar....

"Ondas t hiperagudas"..."Tiene un infarto...ya llamo al cardiólogo", así no mas...y recuerdas todo lo que has leído sobre "Como dar bien las malas noticias" y te das cuenta que nunca habías aprendido a recibirlas...

Ese sería un buen tema:

"Manual de autoayuda para recibir con amor y dulzura las suposiciones médicas"

Miedo...

Calma....Calma

Llamada al cardiólogo de turno...quien sin mirarte, sin estrechar tu mano indica que el protocolo dice que hay que hacer cateterismo, ecocardiografia, dímero d,  troponinas, unidad de cuidados coronarios.

Suena bonito, una unidad donde cuidan de tu corazón...
Reinicia el juego... De  urgencias al 5 piso.
Nombre
Edad
Alergias
Antecedentes

Esta es su habitación
Este es su control de la televisión
Esta es la manilla que indica que no puede caminar sin nuestra autorización.

Recibo el control de la tv.
Pierdo el de mi vida. Tengo manilla amarilla. 

Ingresé a la unidad de cuidados del músculo cardiaco.

Primera noche.
Sin dormir esperando que mi corazón se detenga mientras duermen en la unidad en donde cuidan de mi músculo cardiaco.

4:30 am
"Hay que bañarse ya para el cateterismo"
¿Me lo van a hacer ya?
"No, después de las 8 am, pero es que las enfermeras que reciben turno no tendrán tiempo de organizarlo"

Así que me debo bañar a una hora en donde le haga mas fácil el trabajo a las enfermeras que siguen el turno...

Estoy en la unidad de cuidados de turnos y músculos cardíacos

Calma....Calma

Tengo manilla amarilla, soy peligroso...

Veo su buena intención, siento que se preocupan por que todo salga con el libreto, no me quejo de su profesionalismo....
¿Y si me estrecharan la mano? 
¿Y si mientras me llevan al examen que dirá qué le sucede a mi músculo cardíaco y a sus arterias y venas no hablaran de su último trasteo, de lo que vale  una nueva nevera, y se dieran cuenta que aquí estoy, haciendo el papel de enfermo? 
Que le pregunte a la vida... ¿Que es la enfermedad? Y me está respondiendo. ¿Me escuchas tú ahí afuera? 

Recuerdas a Roger Waters, cantando en The Wall:
"Is there anybody out there?"
Llevas manilla amarilla, eres peligroso.

Calma....Calma

Llegas, medio desnudo, con una sabana, en tu camilla de enfermo, y te ubican al lado de las señoras que hablan sin parar...y te miran...y hablan bajito...."mira al del lado, está joven y ya enfermo del corazón...pobrecito"

Y eso que no saben de mi manilla amarilla....

La secretaria de hemodinamia no saluda, el doctor de turno tampoco...solo cuando mi esposa dice fuerte "buenos días", responde el doctor, la secretaria está ocupada viendo mi manilla amarilla....no, está en Facebook interesada en el estado de otro, no en el mío que acudí a la protección de la "unidad de cuidado de turnos, de músculos cardíacos y de estados en redes sociales".
Miro a mi esposa, sonrío... Me dice “¿a quien  le aprendí?"

El doctor me habla...mira a los ojos, dice, con acento caribeño..."¿y que te pasó? ¿Tu estás más sano que yo?
Cambiemos de lado entonces, usted acá en la cama y yo allí parado...

Ríe y se va...tengo manilla amarilla, soy peligroso.

No supe su nombre, ni estrechó mi mano... ¿será que soy contagioso?

Me preparan para el procedimiento, la enfermera me explica todo profesionalmente...no hay dudas sobre lo que me van a hacer...me hubiera gustado saber su nombre, haber estrechado su mano.

Catéter en arteria radial izquierda, llegan al corazón...no tienes obstrucciones Jorge,  pero mira que vasoespasmo tienes, hay que tomarle foto... mira te pongo nitroglicerina.

Me dicen que es uno de los mejores, mi órgano cardíaco se siente a gusto, mi corazón, bastante abandonado, me hubiera gustado estrecharle la mano.

Estoy en la unidad de cuidado de turnos, de músculo cardiaco, de estado de redes sociales y de médicos anónimos.

Me han diagnosticado vasoespasmo de la arteria coronaria derecha.

Subo a mi habitación. Mientras llego me entero de que una casa en Prado Centro se inunda con frecuencia, sueño con que alguien me pregunte, ¿cómo le fue?
Tengo manilla amarilla, no existo.

Vuelve a sonar la rechinante puerta. Una niña..."Soy la encargada de las encuestas”...
¿Cómo lo ha tratado el cardiólogo?
- Bien. Aun no lo he visto, pero ha seguido el protocolo.
¿Cómo le ha parecido el color de la clínica y la limpieza?
- Bien...
¿Cómo le han tratado los asesores espirituales? ¿El capellán o la hermana?
-Bien... No han venido... Pero bien. Imagino que oran por mí.

Nuevo examen. Ecocardiografía, otra vez el juego...
Nombre
Edad
Peso 
Alergias

Retírese la camisa
Respire
No respire
"¿Tiene frío?, es que aquí colocan el aire acondicionado muy fuerte"

Llego con dolor.
Leo sobre el vasoespasmo coronario, dice: uno de los factores desencadenantes es el frío...

Estoy en la unidad de cuidado de turnos, músculos cardiacos, de estado de redes sociales, médicos anónimos y desencadenante de vasoespasmos.

Aparece el cardiólogo, me informa sobre la condición de mi corazón, habla con toda la propiedad de un buen profesional, estudioso, aplicado.
Me hubiera gustado saber su nombre y estrechar su mano.

Habla afuera con mi familia...
- Doctor, ¿y cuanto mas se queda Jorge?
"No tengan afán, miren que el tiene un buen seguro"

Estoy en la unidad de cuidado de turnos, músculos cardiacos, de estado de redes sociales, médicos anónimos, desencadenante de vasoespasmos y de altas según el seguro de salud.

Nuevo vasoespasmo...dolor...morfina.....

Calma, calma....

Rechina la puerta.
Aparece un buen hombre. Se queda alejado.
Me  llama por otro nombre....en lo que le pueda servir, me ofrece. En su bata blanca, a mano, está escrito: "Capellán"
Gracias.
Me hubiera gustado saber su nombre. Estrechar su mano.

Llega la noche, la segunda.
1 de la mañana
Dolor
Timbre
Enfermera.
- "Me duele"
- ¿Mucho?
- (No señorita, no me está doliendo nada, quería llamarla a la una de la mañana a dedicarle esta canción)... Si enfermera, bastante

Es la vez que más duele.
Vuelven con la morfina.
Me la aplican rápidamente, y de la misma manera se va.
3 horas después recapacito que me pasó...
Dolor torácico total
Sensación de ahogo
Sudoración
Visión de insectos alrededor
Pesadillas
Los monitores muestran pulso débil, baja presión arterial.

Recuerdo que me la aplicaron distinto a las otras veces... ¡recuerdo que también soy medico!...

Así no se aplica... llamo a la enfermera y al médico de turno, cuestiono.

Aquí lo aplicamos  todo desde el protocolo institucional.
Soy yo el del problema.
Pude haber muerto por no responder a las normas institucionales.
Tengo manilla amarilla.

Estoy en la unidad de cuidado de turnos, músculos cardíacos, de estado de redes sociales, médicos anónimos, desencadenante de vasoespasmos, de altas según el seguro de salud y en donde hay que morir según el protocolo.

Se van. Esta vez no rechina la puerta, no la cierran ni apagan la luz.

Son las 5:40 am de mi tercer día hospitalizado en la unidad de cuidado de turnos, músculos cardíacos, de estado de redes sociales, médicos anónimos, desencadenante de vasoespasmos, de altas según el seguro de salud y de muerte según protocolo.

Tengo control de la televisión
Tengo manilla amarilla, soy peligroso.
Tengo vasoespasmo coronario
Estoy enfermo

Comprendo a Peralta cuando dice que la enfermedad es un desacuerdo con el alma.

Comprendo que estoy enfermo de querer que la secretaria, los médicos, el capellán, las enfermeras, me digan su nombre y estrechen mi mano.

Cuando lo hagan, les diré, orgulloso que me llamo vasoespasmo, que gracias a ellos comprendí que enfermar  en el sistema es la muerte de la identidad que tenías.

Tengo manilla amarilla.
Tengo dolor.... Temo tocar el timbre.

martes, 19 de febrero de 2013

Memoria Cuarto Conversatorio


MEMORIA CUARTO CONVERSATORIO

SEMINARIO PERMANENTE

5 DICIEMBRE 2012

DOCUMENTAL SICKO – MICHAEL MOORE

John Bohórquez: Dijo Carl Sagan: “Después de todo, cuando estás enamorado, quieres contarlo a todo el mundo. Por eso, la idea de que los científicos no hablen al público de la ciencia me parece aberrante”.

Y también dijo: “La manera científica de pensar es una delicada mezcla de creatividad para promover  nuevas ideas y el escrutinio más riguroso y escéptico de las ideas nuevas y antiguas”.

Y además: “Yo sigo mi inconsciente y el consciente toma decisiones. El proceso creativo es una sociedad entre la parte consciente y la inconsciente de nuestras mentes”.

Vimos los capítulos correspondientes a EEUU y a Canadá. A continuación, vienen Inglaterra, Francia y Cuba. Ahí tenemos un panorama bien interesante del sistema de salud norteamericano que nos hace pensar mucho en el nuestro; es inevitable asociarlos. Muchas similitudes con el nuestro, pero bien diferentes del canadiense: empezando porque allá hay conservadores que defienden un estado socialista en salud. El concepto de HMO en EEUU es similar al de EPS en Colombia: Health Maintenance Organization (Organizaciones para el Mantenimiento de la Salud) y Entidades Promotoras de Salud, ambas aseguradoras, y “dedicadas a mantener a la gente sana”, cumpliendo el ideal médico de Avicena: “La medicina es el arte de mantener sano al ser humano y, eventualmente, curar la enfermedad ocurrida en el cuerpo”. Esa es la teoría, porque la película y la realidad que vemos en Colombia son bien distintas a esos ideales.

Elkin Villegas: Estoy muy contento porque creí que estaba solo en la comprensión que estoy intentando hacer. En el doctorado estoy investigando acerca de la filosofía de la medicina. En la película, y entre nosotros, vemos lo ausente que está la noción de “culpa”, enfocada desde la filosofía y el psicoanálisis, desde lo estructural, que tiene que ver con la responsabilidad; no desde la concepción judeo-cristiana. De hecho, en el aparato jurídico-penal el delito se define como una acción típica, antijurídica y culpable. Uno de los problemas del sujeto contemporáneo es la ausencia de culpa, motivado, entre otras cosas, por el capitalismo salvaje, en el que la lógica es la utilidad, que genera una mentalidad en la que el sujeto no se siente culpable de nada, no tiene que hacer reparación del daño propio o ajeno. Eso es terrible porque tiene que ver con una estructura psicopatológica llamada perversión. Podríamos decir que asistimos en el mundo contemporáneo a una especie de perversión colectiva, en donde el sujeto cada vez se siente menos llamado a reparar el daño al otro. Y el sistema económico cada vez utiliza más esa condición.

Álvaro Arango: El problema se acentúa más, en lo que entendemos por culpa. Es un concepto que ha hecho mucho daño a la humanidad, desde que el concepto gnóstico de separación de materia y espíritu se infiltró en el cristianismo. Además, está el “pecado original”, que no creo que otra cultura antigua lo haya concebido, y  al que hoy, 21 siglos después, todavía estamos atados. Uno quisiera una visión más optimista de los parámetros religiosos, en el que el fiel fuera “santo y amado de Dios”, como en el Origen. Al fin y al cabo, “Dios vio que su obra era buena” (Génesis)

Elkin Villegas: es como si la culpa tuviera dos caras, una que apunta a la reparación del daño. Otro de los nombres del “Malestar en la cultura” es el sentimiento de culpa, según Freud. Hay una psicopatología llamada Neurosis obsesiva o Melancolía en la que el sentimiento de culpa está incrementado y el sujeto padece por ese exceso. Esa es la culpa curable. La otra cara, el otro extremo es la ausencia de sentimiento de culpa, muy visible en el caso de crímenes. Narran sus crímenes y la gente espera que los criminales muestren una actitud de reparación y en mostrar arrepentimiento, pero eso no aparece. Entonces, una cara es del sentimiento exacerbado, que es una especie de infierno psicológico y el otro es la ausencia, en el que lo que importa es el beneficio propio y el otro que se joda.

Álvaro Arango: Es conveniente hacer la diferencia entre culpa y remordimiento. En Fernando González, por ejemplo, encuentra uno algo más interesante que la culpa: el remordimiento como estímulo moral de cambio y reparación. El concepto y sentimiento de culpa me parecen muy dañinos.

Mauricio Sánchez: Creo conveniente diferenciar entre el individuo como ser  único y el individuo que se desarrolla en sociedad. En esas dos formas de ser hay una responsabilidad en el estado de salud. La primera pregunta que me surge al ver el video es: ¿será que nosotros queremos responsabilizar a otro por nuestras acciones hasta el momento en que enfermamos? Es decir, yo no tengo nada que ver ahí, a mi me tienen que ayudar. Me parece que los sistemas deberían empezar por evaluar esa responsabilidad, que saca al individuo del conflicto moral. Y también: ¿es el Estado el responsable de la salud del individuo y de la sociedad? ¿Lo costea todo de manera paternalista y un poco exagerada, o el individuo tiene su obligación del autocuidado? ¿O cuál es el equilibrio? Hay que buscar una nueva forma de nombrarnos como médicos y como pacientes. Lo otro que me gustaría agregar es que la película muestra que, convirtieron a la salud en una industria, están vendiendo un servicio, hacen al individuo usuario de un negocio, sin corazón y sin sensibilidad, yo vendo y usted paga por lo que le vendo.

Álvaro Restrepo: El Estado parece una cosa medio etérea, o como si fuera impuesta, que incluso es previo a nuestra existencia como personas. Es un contrato social, un acuerdo. El Estado es una normatividad más fuerte, como las reglas de juego para convivir. Y esas reglas son productos históricos, de acuerdos. La Constitución con la que nos regimos ahora en Colombia desde el año 1991 es el producto de unas negociaciones políticas. Y allí se acordó que el Estado dejaba de ser una Estado de derecho, donde hay unos derechos que se les reconocen a los individuos por el mero hecho de existir dentro de este país, con unas instituciones que lo van a garantizar, y pasaba a ser un Estado Social de Derecho, en el que antes de los derechos individuales está el marco previo, la sociedad, o sea que el bienestar de cada uno genera un gran bienestar social y el Estado debe proceder para que eso sea posible. El Estado es responsable de que esa sociedad funcione, que esté sana, cuanto más sana esté la población más producción. Pero cada uno es co-responsable. Es lo que se ve  en el documental cuando al canadiense conservador le preguntan acerca de por qué el está dispuesto a co-participar en el restablecimiento de la salud de otra persona y él responde que si acaso esa otra persona no estará también dispuesta a hacerlo por él. Eso es el desarrollo de una historia, no siempre hemos pensado así. Incluso más adelante se ve que el hijo se le creció al padre, EEUU sobrepasó a Inglaterra, y aunque comparten mucho de su visión del mundo, en salud son diferentes. Pero eso que pasa en Inglaterra es el producto de las secuelas de la Segunda Guerra Mundial, cuando crearon un Instituto Nacional de Salud como una medida transitoria, pensando que si se le garantizaba atención de salud a todo ciudadano en cualquier momento, saldrían de la postración en que quedaron. En la reciente inauguración de los Juegos Olímpicos en Londres se observó, justamente, como lo ingleses valoran su sistema de salud como una de sus columnas vertebrales, algo de su identidad. De manera que si te sientes parte de algo, sientes que si te cuidas estás cuidando al conjunto de la sociedad. La realidad la co-creamos. Pensamiento, energía y acción van unidas, lo que tu haces va generando transformaciones, lo que el otro hace también te transforma a ti, y así producimos grandes transformaciones, incluso políticas, a nivel constitucional, que no es algo fuera de nosotros. Cada uno tiene un grado de responsabilidad en lo que hacemos y en lo que pensamos. Si la salud se ve y se practica como un negocio es muy triste. Hay un marco de valores que nos ha llevado a eso. Y eso se puede transformar, cada uno, así como una guerra mundial produjo esos cambios en Inglaterra, acá podemos hacerlo con todos los conflictos que hemos tenido. Por eso es bueno aprovechar estos espacios. Uno podría pensar que se trata solo de charlas en las que nos retroalimentamos, quedamos contentos y nos vamos para la casa y al día siguiente a la triste realidad. Pero no. Acá podemos cambiar la realidad individual y social.

Carmen Otero: Es común que responsabilicemos al otro, que no nos responsabilicemos de lo que hacemos. Y yo me pregunto: ¿por qué no hacemos nada? ¿Por qué tenemos ese temor de enfrentar las cosas? Es más fácil echarle la culpa al Estado, si esto no funciona es porque el Estado no lo da, nos hemos acostumbrado a ser pasivos, a creer y a querer que todo sea dado. Pero en la película se ve que incluso los británicos tienen programas para que el médico ayude al paciente a salir del tabaquismo y hasta recibe comisiones por ello, no por medicarlo.

Rafael Lozada: después de ver esta película ratifico mi simpatía por Jorge Eliécer Gaitán. Él decía que la génesis del problema social era la estructura económica, que lo único indispensable era la lucha por la reivindicación económica. Y justamente estamos en un modelo Neoliberal, que le quita a las personas su carga moral, la culpa, y le deja la posibilidad del mercado, que no sabe distinguir entre la bondad y la maldad. Si el mercado mediante la ley justifica el consumo de licor, se libera cualquier culpa. Uno de los padres del neoliberalismo, Milton Friedman, lo decía muy claramente: la única responsabilidad social que debe tener una empresa es darle rentabilidad a los accionistas, eso es lo moralmente responsable, no se trata de cuidar el medio ambiente ni a los trabajadores. Es ahí donde está inmersa la salud. No es de extrañar que la ética se vea absorvida por la dinámica del mercado.

Sol Mejía: acá lo vivimos. Es la fábrica de licores una de las fuentes que subsidia el servicio de salud y el de educación (junto con lotería y venta de cigarrillo). Se enferma a la gente pero se le brinda atención.

John Bohórquez: una sociedad psicótica. Lo que le pasa a una persona esquizofrénica me lo dijo un paciente muy claro: “Yo me paro en  una esquina y escucho una voz que me dice que corra, que arranque, y al momentico escucho otra que me dice pare, pare. Y yo me pongo que no sé qué hacer”. El Estado le dice a la gente “Beba, juegue loterías y fume para que financie los hospitales y la educación”. Y a los hospitales les dice: “dígale a la gente que no beba porque eso le hace daño para la salud”. Ponemos al paciente en un estado psicótico: “No sé qué hacer, bebo o no bebo”. Pero queda una gran pregunta: ¿Cómo llegamos a este momento en que los médicos trabajan por enfermar a la gente? ¿Cuándo fue eso? ¡Qué horror! Un médico en la película reconociendo que trabaja, negando servicios y recibiendo por ello estímulos. Allá, en EEUU, existen los llamados “revisores médicos”, entre nosotros “auditores médicos”, que uno de nuestros grandes mentores, el Dr. Carlos Eduardo Maldonado, los llama “una de las grandes creaciones del maligno”. Dentro de la lógica neoliberal de las empresas aseguradoras caben, perfectamente, sin duda ninguna, deben tenerlos, incluso de lado y lado. Es un negocio muy raro. La EPS manda al paciente a un hospital para el tratamiento. A ella le convendría que los pacientes no consultaran nunca: menos medicamentos, incapacidades, remisiones a especialistas, hospitalizaciones, cuanto menos público mejor. En el resto de los negocios del mundo, cuanta más gente vaya, mejor. Y el hospital, que recibe el paciente de la EPS, se dice “si no vienen pacientes ¿qué voy a facturar?”. Entonces, las EPS tienen su creación del maligno en los hospitales para que vean cómo van los tratamientos, dando su opinión a los médicos tratantes acerca de las terapias en marcha, incluso en contra de las decisiones de los tratantes. Aunque no siempre los médicos tratantes tengan la razón.  Los hospitales también tienen su lógica y sus auditores, que no siempre desean el acortamiento de la estancia hospitalaria, por cuanto eso significa menos facturación. El acortamiento de la estancia es un interés del asegurador y el alargamiento es del prestador.

Elkin Villegas: o sea que el auditor médico es un auditor económico.

John Bohórquez: como dijo Rafael, el mercado es como el cerebro, que no distingue lo bueno de lo malo, el no del si, al mercado le interesa la rentabilidad. ¿Hasta qué punto la medicina y los médicos deben hacer parte de esos sistemas horrorosos, o mantenerse al margen y lograr verdadera autonomía y eticidad? Y, ¿ cómo lograr que la sociedad y sus individuos se hagan cada vez más independientes de todo ese aparato y ese engranaje?. Que tengan otras opciones o que opten por tener más paciencia y esperar a que pase el dolor para no tener que usar ni ibuprofeno ni médico ni nada. Orar, por ejemplo, o ir al analista. Y cuánto impacta eso el sistema de salud, la gente que no lo utiliza.

Sandra Ortiz: en los sistemas de salud en que hay aseguramiento, el mercado es el que mueve a la gente. A una tía le diagnosticaron un cáncer renal en EEUU, y le sacaron el riñón enfermo a pesar que de ya tenía estudios confirmatorios de metástasis. Aunque eso no hace parte de ningún protocolo médico. Pero tenía un muy buen seguro médico.

John Bohórquez: la matamos para que no se complique.

Sandra: llegó a Colombia, le aplicaron un medicamento que la llevó a una falla hepática, el hepatólogo la hizo evaluar del cirujano que decidió operarla, con falla hepática, un solo riñón, metástasis confirmadas. Así es el mercado, hay aseguradoras que así se comportan. En un Estado sin ese modelo habría más posibilidades para que los médicos actuaran con criterios médicos no económicos.

Mauricio Sánchez: los actores principales son: individuo, Estado y médico. Es extraño que gente muy mala haya tenido muy buenas ideas. Hitler en Alemania, tenía un sistema de salud casi perfecto. Él decía que necesitaba sanos a todos porque todos eran soldados de Alemania. Los alemanes no pueden estar enfermos y el Estado los va a cuidar. Los médicos de la SS vigilaban que la gente no fumara, no tomara licor, que no fuera a las prostitutas.

John Bohórquez: el slogan nazi era: “La salud es una obligación”.

Mauricio Sánchez: cada actor debe ser evaluado. Si uno enferma no es porque quiera.

Álvaro Restrepo: la salud es una responsabilidad de todas las personas. No se puede estar sano en una sociedad enferma. Si pensamos que estamos muy bien con el mundo cayéndose hay que evaluar qué pasa. La atención a los enfermos de cáncer o accidentes es una parte muy importante de la salud, pero lo más importante es que sanemos un país que anda totalmente enfermo. Somos tan esquizofrénicos que hasta nos consideramos gente muy feliz. Es mejor ser feliz en medio del desastre que triste. Recomiendo dos películas a propósito del tema: “Ayurveda, el arte de vivir” (http://www.youtube.com/watch?v=NfSHDTxwKCw)  y “La doctrina del shock” (http://www.youtube.com/watch?v=yIhZjEsgsNQ ). En esta última se ve con claridad el papel del neoliberalismo y la creación de crisis.

Elkin Villegas: el sujeto se divierte con el sufrimiento, lo dijo Freud hace mucho rato. En mi libro “Cura del sentimiento de culpa y de la depresión”, una investigación acerca de la formación de los analistas, hay una cita de Miller, el yerno de Lacan: “el núcleo de la formación de los analistas es que se haya curado el sentimiento de culpa”. Por el sentimiento de culpa no hablamos, no protestamos, no buscamos al médico, no hacemos ejercicio, no tenemos una dieta adecuada. Y también hay una cita de Freud que dice: “el individuo no debe sanar sino permanecer enfermo, pues no merece nada mejor”. Es muy asombrosa pero es delatora de la resignación sin quejas con que tales personas pueden llevar su duro destino. Hay que desmontar poco a poco ese superyó hostil, o lo que algunos psicoanalistas llaman el “superyó capitalista”, y me parece que ese es el maligno. Un superyó que lleva al sujeto a la muerte. Esos auditores le hacen la venia al capitalismo, un sistema que no le apunta a la erotización de la sociedad sino a la tanatización.

Cristina Duque: sentirnos como parte de un Estado es lo principal, somos co-responsables de todo lo que sucede, por acción o por omisión. En el actual Estado no hay énfasis en promover la salud sino en atender la enfermedad, como un medio de mantener el sistema capitalista.

Elkin Villegas: ella dijo algo muy importante. Pensaba en Foucault que retoma la idea del cuidado de si, en términos éticos, el cuidado de los otros en términos políticos, y el cuidado de las cosas en términos científicos. Y esos tres cuidados están íntimamente relacionados. Parece que es lo que menos importa.

John Bohórquez: un caso hipotético, que todos amaneciéramos sanos mañana, con una “pandemia de salud”, ¿qué sería de la industria farmacéutica?, ¿qué va a pasar con los médicos? No hay más pacientes en consulta, ni para operar, ni más desnutridos. ¿Qué sería de los psicólogos y de los psicoanalistas con sujetos deseantes plenos y que hablan, que se hacen cargo de su deseo? La economía se desmoronaría. Hay interés en la enfermedad para que la industria subsista. Y también hay interés en salud para que la gente pueda producir. Se necesita a la gente sana para que participe del ejército industrial o del militar. Es una sociedad esquizofrénica. Entonces queda una pregunta para continuar en el Seminario permanente: ¿dónde tienen el individuo y el sujeto mejores condiciones para estar sanos? ¿En un sistema como el de Canadá o en EEUU? ¿Dónde tiene un médico verdaderas posibilidades de hacer un acto verdaderamente autónomo y ético, respetuoso del ser humano, en Canadá o en EEUU? No se deben confundir el derecho a la salud con el derecho a la atención médica. El derecho al ibuprofeno se puede confundir con el derecho a que le provoque una gastritis o una insuficiencia renal. A que la atorvastatina lo vuelva bradipsíquico, de mente lenta. ¿El derecho a la salud es el derecho a que me den medicamentos y procedimientos que me enferman o es el derecho a estar sano? Nosotros, el Estado, tenemos que organizarnos para crear las condiciones que hagan que la salud sea posible. ¿Dónde es más posible la salud, en un Estado como el estadounidense o en uno como el canadiense?